Maniqueísmo
Secta religiosa fundada por un Persa llamado Mani (o Manes) (c. 215-276) en el siglo tercero y que se extendió a través del oriente llegando incluso al Imperio Romano. La expansión del maniqueísmo en el oriente del Imperio Romano fue tan rápida y creciente que Diocleciano condenó la creencia en el año 297.
Los maniqueos —a semejanza de los gnósticos y los mandeos— eran dualistas y creían que había una eterna lucha entre dos principios opuestos e irreductibles, el bien y el mal, que eran asociados a la luz (Ormuz) y a las tinieblas (Ahrimán) y posteriormente al Dios del Antiguo Testamento (mal) y del Nuevo Testamento (bien).
En los hombres, el Espíritu o luz estaría situado en el cerebro, pero cautivo por causa de la materia corporal; por lo tanto, era necesario practicar un estricto ascetismo para iniciar el proceso de liberación de la luz atrapada. Aquellos que se convertían "oyentes" aspiraban a reencarnarse como "elegidos", los cuales ya no necesitarían reencarnarse más.
Para ellos Jesús era el Hijo de Dios, pero que había venido a la tierra a salvar su propia alma. Jesús, Buda y otras muchas figuras religiosas habían sido enviadas a la humanidad para ayudarla en su liberación espiritual.