top of page

SAN VICENTE DE PAÚL (1581-1660)


1. Primero años de Vicente de Paúl 1.1. Controversia sobre el lugar y fecha de su nacimiento 1.2. Estudios (1595) y Ordenación sacerdotal (1600) 2. Esclavo (1605-1607) 3. Al servicio de la familia Gondi (1613) 3.1. Conversión de Vicente de Paúl (1617) 3.2. Capellán Real de Galeras (1619) 4. Los primeros compañeros 5. Organizador las ayudas a los pobres 5.1. La Congregación de los Sacerdotes de la Misión (1625) 5.2. Los Siervos de los Pobres 5.3. Compañía de la Hijas de la Caridad (1633) 5.4. Las Damas de la Caridad (1634) 5.4.1. El Hospital General 5.5. Ayuda a la región de Lorena, entre otras (1639) 5.6. Incansable organizador de la Caridad 5.7. Se extiende la fama de Vicente de Paúl 6. Promotor de seminarios mayores y menores 7. Reforma de la Órdenes Religiosas 8. Los esclavos de Berbería (1646) 9. Pacificador en una época de convulsión política (1649) 10. Condena el Jansenismo (1655-1656) 11. Pérfil del religioso 12. Canonización

SAN VICENTE DE PAÚL

1. Primeros años de Vicente de Paúl:

Sus padres eran Juan de Paúl y Beltranda de Moras. Vicente era el tercero de seis hermanos. La modesta condición de la familia hizo que muy pronto tuviera que contribuir con su trabajo de pastor de ovejas y de cerdos a la economía familiar.

1.1. Controversia sobre el lugar y fecha de su nacimiento:

No se ha podido desmostrar su lugar de nacimiento: Pouy (Francia) o Tamarite de Litera (España).

Si aceptamos que Vicente de Paúl nació en Pouy, lo hizo en una pequeña casa rural a las afueras de la aldea de Pouy (que, desde el siglo XIX, se llama Saint-Vincent-de-Paul en su honor), a unos cinco kilómetros de la ciudad de Dax, al suroeste de Francia. En este lugar, conocido hoy como Berceau de Saint Vincent de Paul, hay una modesta construcción de ladrillo y vigas de madera muy parecida a la casa en que nació Vicente en abril de 1876 ó 1581 (el año exacto no es seguro). No existe registro de su nacimiento.

Algunos biógrafos se decantan por que Vicente nació en Tamarite (Alto Aragón, España) y, poco después, la familia se trasladó a Pouy. Los gentilicios Paúl, y Moras/Mora son frecuentes en el Alto Aragón y los infanzones utilizaban la partícula "de" en sus apellidos. Pero no existe registro de su nacimiento.

El biógrafo Luis Abelly viajó a Pouy cuatro años después de la muerte de Vicente de Paúl y no pudo encontrar ningún dato sobre los abuelos, lo que induce a pensar que no eran originarios de la zona y que los habitantes de Pouy decidieron callar el origen aragonés de Vicente. Abelly dio como fecha del nacimiento de Vicente el 1576 pero la mayoría de las biografías modernas aceptan la fecha de 1581, propuesta entre 1920-1925 por Pedro Coste en París.

La primera noticia de la presencia de los padres de Vicente en Pouy es de 1581. Si el primer biógrafo, Luis Abelly, tiene razón, entonces, los padres de Vicente se trasladaron a Pouy cinco años después del nacimiento de Vicente. En Tamarite (España) hay una calle dedicada a san Vicente de Paúl.

1.2. Estudios (1595) y Ordenación Sacerdotal (1600):

Vicente da muestras de una inteligencia despierta, lo que llevó a su padre a pensar que podía hacer carrera eclesiástica. En 1595 Vicente sale de Pouy para ir a Dax, donde cursa estudios primarios y secundarios en el colegio de los franciscanos. Vive en casa del Señor de Comet, abogado en Dax y juez en Pouy. Posteriormente estudia filosofía y teología en Toulouse.

El 23 de septiembre de 1600 recibe la ordenación sacerdotal en Chateau-l'Evêque. Celebra su primera misa en Buzet y es nombrado párroco de Tilh. En sus escritos, años más tarde, Vicente dirá que buscó la ordenación sacerdotal para promocionarse y ayudar a su familia.

2. Esclavo (1605-1607):

En 1605, regresó a Marsella, donde había ido a causa de una herencia, pero allí fue hecho prisionero por piratas turcos que lo llevaron a Túnez. Fue vendido como esclavo varias veces. Dos años después (1607) escapó con su amo, un renegado al que convirtió.

De regreso a Francia, fue a Aviñón a ver al vicelegado papal, al que siguió a Roma para continuar sus estudios.

3. Al servicio de la familia Gondi (1613):

Enviado de vuelta a Francia en 1609, un año después forma parte del grupo de limosneros de la Corte de la reina Margarita de Valois. En 1612 toma posesión de la parroquia de Clichy.

En 1613, a petición del prestigioso sacerdote Pedro de Bérulle, fundador del Oratorio y, posteriormente, Cardenal, entró al servicio de los Gondi, una ilustre familia francesa, para educar a los hijos de Philippe-Emmanuel de Gondi; también fue director espiritual de la señora de Gondi.

3.1. Conversión de Vicente de Paúl (1617):

En Gannes y en Chatillón-les-Dombes, Vicente se encuentra con la pobreza espiritual y material y decide cambiar de vida para ayudar a los pobres. Las tierras de los Gondi le muestran las pésimas condiciones de vida de los campesinos y, también, la deficiencia del clero que los atiende. Esta experiencia de miseria y su propio crecimiento espiritual, le mueven a dedicar su sacerdocio, no a la promoción social de su familia o a la suya propia, sino a la evangelización de los campesinos y a la formación de sacerdotes. Con la ayuda de la señora Gondi funda misiones en sus terrenos.

3.2. Capellán Real de Galeras (1619):

La atención de Vicente también se dirigió a los condenados a galeras, que estaban sometidos al señor de Gondi por ser éste general de las galeras de Francia.

Antes de ser conducidos a bordo de las galeras o cuando la enfermedad los obligaba a desembarcar, los condenados eran apiñados en húmedos calabozos con grilletes en los tobillos. Su única comida era pan negro y agua. Estaban cubiertos de llagas y sabandijas. Pero su estado moral es peor aun que su sufrimiento físico. Vicente deseaba aliviar ambos. Asistido por un sacerdote, visita a los condenados a galeras de París. Les habla empleando palabras dulces, prestándoles cualquier servicio, por repulsivo que fuera. De este modo se gana sus corazones, convirte a muchos de ellos y logra que personas que los visitan intercedieran por ellos.

El rey Luis XIII lo nombra Capellán Real de las galeras, título que Vicente aprovecha para visitar las galeras de Marsella, donde los condenados eran tan desdichados como en París; los cuida, planea construir un hospital para ellos, pero no puede hacerlo hasta diez años más tarde. Mientras tanto, funda, en la galera de Burdeos, como en la de Marsella, otra misión de ayuda a los condenados (1625). En estas misiones se funda una Cofradía de Caridad para asistencia de los pobres.

4. Los primeros compañeros:

Varios sacerdotes de París, seducidos por su ejemplo, se unen a Vicente.

5. Organizador de las ayudas a los pobres:

Vicente vive en una época marcada por las guerras, las epidemias y la hambruna. Los pobres son la población mayoritaria. Las pocas ayudas que reciben provienen de nobles altruistas que dedican parte de su patrimonio a ayudarles. Estos aristócratas les ayudan de forma individual y desorganizada. Ante esta situación, Vicente funda cuatro instituciones:

- la Congregación de los Sacerdotes de la Misión (1625) - Companía de las Hijas de la Caridad (1633) - la Confraternidad de las Damas de la Caridad (1634) - los Siervos de los Pobres

5.1. La Congregación de los Sacerdotes de la Misión (1625):

Vicente había aprendido que el bien que hacían las misiones no podía durar a menos que hubiera sacerdotes que se ocuparan de ello, pero en esa época había pocos en Francia. Desde el Concilio de Trento los obispos se habían esforzado en fundar seminarios para la formación del clero, pero estos seminarios encontraron muchos obstáculos, el mayor de los cuales eran las guerras de religión. De los veinte fundados, en 1625 no sobrevivían ni diez. Por eso, con el impulso de la señora de Gondi, funda un instituto religioso de sacerdotes dedicado a la evangelización del pueblo: la Sociedad de la Misión. Vicente fundó esta congregación para ayudar a formar al clero y servir a los pobres a través de las misiones Ad Gentes (misiones populares).

Algunas de las características de esta congregación son:

Su misión de evangelización está dirigida preferentemente a los pobres. Actúan sobre las causas de la distribución desigual de bienes en el mundo. Procuran no sólo evangelizar, sino también ser evangelizados por los pobres. Actúan de forma comunitaria a fin de fortalecer su vocación unos a otros. Sus misiones se extienden al mundo entero. Buscan una continua adaptación a las necesidades cambiantes.

5.2. Los Siervos de los Pobres:

A raíz de un sermón que conmovió el corazón de sus oyentes, Vicente creó una cofradía eclesiástica llamada “los Siervos de los Pobres”, compuesta por sus propios feligreses que se dedicaban al cuidado personal de los enfermos y a las visitas a los pobres con los que compartían sus bienes.

5.3. Compañía de la Hijas de la Caridad (1633):

Vicente de Paúl, al principio, establece las Hijas de la Caridad para ayudar a las conferencias de caridad. En 1629, cuando estas conferencias se establecieron en París, las damas estaban ansiosas por dar limosnas y visitar a los pobres, pero a menudo no sabían cómo ocuparse de ellos y enviaban a sus criados para que hicieran lo que fuera necesario. Por eso, Vicente concibió la idea de reclutar a jóvenes piadosas para este servicio.

Al principio fueron distribuidas individualmente por las diversas parroquias en que estaban establecidas las conferencias y visitaban a los pobres con estas damas de las conferencias o, cuando era necesario, se ocupaban de ellas en su ausencia. En el reclutamiento, la formación y la dirección de estas servidoras de los pobres, Vicente encontró una gran ayuda en Luisa de Marillac. Cuando su número aumentó, las agrupó en una comunidad bajo su dirección, pronunciando él una conferencia semanal apropiada a su condición.

De este modo, Vicente y Luisa fundaron el primer grupo de mujeres consagradas dedicadas a obras de caridad fuera del claustro. Éstas, además de los votos de pobreza, castidad y obediencia, hacen un voto especial de servicio a los pobres. Es una Sociedad de vida Apostólica en comunidad hoy extendida por todo el mundo.

El servicio que actualmente realizan está dirigido a: personas sin techo, mayores, enfermos, niños, educación y trabajo con jóvenes, promoción de la mujer, personas con problemas de adicción, prisioneros y sus familias, inmigrantes, discapacitados.

5.4. Las Damas de la Caridad (1634):

Vicente de Paúl también convenció a varias mujeres de la aristocracia francesa para que dedicaran tiempo y dinero a ayudar a los muchos pobres que había en París. En 1634 agrupó a las que se habían mostrado decididas en una organización católica –las Damas de la Caridad–.

Estas mujeres atendían a los pobres enfermos y visitan las cárceles. Entre ellas había hasta 200 damas del más alto rango. Al principio, comenzaron sus actividades de ayuda en París pero las Damas de la Caridad se extendieron por toda Francia.

Vicente redactó para ellas una regla, apoyando y estimulando su celo caritativo. Gracias a ellas, fue capaz de recoger las enormes sumas que distribuían en socorro de todos los desgraciados.

Entre las obras que Vicente podía llevar a cabo gracias a esa colaboración era el auxilio a los niños expósitos (1638), que en esta época eran deliberadamente deformados por personas sin escrúpulos para explotar la piedad de la gente. Las Damas de la Caridad empezaron a hacerse cargo de un grupo de doce niños, que fueron acogidos en una casa para tal fin confiada a las Hijas de la Caridad y cuatro enfermeras. Años más tarde, el número de niños alcanzó los 4 mil; su mantenimiento costaba 30 mil libras, que ascendió a 40 mil con el incremento en el número de niños.

Las Damas de la Caridad fue la primera organización en la que se formaba a mujeres para ayudar a los necesitados.

5.4.1. El Hospital General:

Con la ayuda de un generoso desconocido, que puso a su disposición la suma de 10 mil libras, Vicente fundó el Hospicio del Nombre de Jesús, donde cuarenta ancianos y ancianas hallaron un refugio y trabajo adecuado para ellos. En la actualidad se llama Hospital de los Incurables.

La misma beneficencia se extendió a todos los pobres de París, pero la creación del Hospital General fue una idea de las Damas de la Caridad, en particular de la duquesa de Aiguillon. Vicente hizo suya la idea y contribuyó como nadie a la realización de una de las mayores obras de caridad del siglo XVII; la acogida de 40 mil pobres en un asilo donde encontrarían un trabajo útil. En respuesta a la petición de Vicente, las contribuciones llegaron a raudales. El Rey cedió los terrenos de la Salpétrière para la construcción del hospital, con un capital de 50 mil libras y una dotación de 3 mil. El cardenal Mazarino envió 100 mil libras; el presidente de Lamoignon, 20 mil coronas; y la señora de Bullion, 60 mil libras. San Vicente encargó la tarea a las Hijas de la Caridad y las apoyó con todo su poder.

5.5. Organiza la ayuda a la región de Lorena, entre otras (1639):

La caridad de San Vicente no se limitaba a París, sino que llegaba a todas las provincias desoladas por la miseria. Durante el periodo francés de la guerra de los Treinta Años, Lorena, Trois-Évêchés, el Franco Condado y Champaña padecieron durante casi un cuarto de siglo todos los horrores y los azotes de la guerra.

Vicente solicitó a las Damas de la Caridad su ayuda urgente; se estima que con sus reiteradas peticiones consiguió 12 mil libras. Cuando se acabó el dinero, volvió a recoger limosnas, que enviaba a los distritos más afectados. Cuando las contribuciones empezaron a disminuir, Vicente decidió imprimir y divulgar las cuentas que le enviaban de esos distritos desolados; esto tuvo mucho éxito, llegando a publicar un periódico llamado “Le magasin charitable”. Vicente lo aprovechó para fundar en las provincias arruinadas los “potages économiques”, una tradición que permanece en nuestras modernas cocinas económicas.

5.6. Incansable organizador de la Caridad:

Apoyó la fundación de congregaciones que se encargaban de enterrar a los muertos y de eliminar la suciedad, permanente causa de enfermedades. Frecuentemente las dirigían misioneros y Hermanas de la Caridad. Al mismo tiempo, con el propósito de apartarlas de la brutalidad de los soldados, llevó a París a 200 jóvenes, que alojó en varios conventos, y numerosos niños, que acogió en St.-Lazare. Tras la paz general, dirigió su preocupación y sus limosnas a los católicos irlandeses e ingleses que habían sido expulsados de su país.

5.7. Se extiende la fama de Vicente de Paúl:

Todas estas actividades habían hecho famoso a Vicente de Paúl en París e incluso en la Corte. Richelieu a veces lo recibía y escuchaba favorablemente sus peticiones; lo ayudó en sus primeras fundaciones de seminarios y estableció una casa para sus misioneros en el pueblo de Richelieu.

En su lecho de muerte Luis XIII (1643) deseaba ser asistido por él: “Oh, señor Vicente”, decía, “si recupero la salud, no nombraré a ningún obispo que no haya pasado tres años con vos”. Su viuda, Ana de Austria, nombró a Vicente miembro del Consejo de Conciencia, encargado de las propuestas de beneficios.

Estos honores no alteraron la modestia y la sencillez de Vicente. Sólo iba a la Corte por necesidad, vistiendo un sencillo atuendo. No empleaba su influencia más que para el bienestar de los pobres y en interés de la Iglesia.

6. Promotor de seminarios mayores y menores:

La Asamblea General del Clero Francés determinó que los candidatos al sacerdocio fueran admitidos después de participar en unos días de recogimiento y retiro. A petición del obispo de Beauvais, Potierdes Gesvres, Vicente emprendió en Beauvais (septiembre de 1628) el primero de estos retiros.

Su plan comprendía conferencias ascéticas e instrucciones acerca del conocimiento de lo más indispensable para los sacerdotes. Su principal servicio fue que dieron lugar a lo que posteriormente fueron los seminarios. Al principio sólo duraban diez días, pero ampliándolos gradualmente a 15 ó 20 días, luego a uno, dos o tres meses antes de cada orden, los obispos consiguieron prolongar el periodo de estancia a dos o tres años entre la filosofía y el acceso al sacerdocio.

Ya existían unos seminarios llamados “de ordenandos”, luego “seminarios mayores”, cuando se fundaron los “seminarios menores”. Nadie hizo más que Vicente en lo que atañe a esta doble creación. En 1635 estableció un seminario en el Collège des Bons-Enfants. Ayudado por Richelieu, que le dio mil coronas, sólo admitió a eclesiásticos que estudiaran teología (seminario mayor), fundando paralelamente un seminario menor llamado de San Carlos para sacerdotes que estudiaran humanidades (1642).

Vicente colaboró con los obispos para fundar seminarios en sus diócesis facilitándoles sacerdotes para dirigirlos. Así, a su muerte había aceptado la dirección de once seminarios. Antes de la Revolución su congregación dirigía en Francia cincuenta y tres seminarios mayores y nueve menores, esto es, un tercio de todos los de Francia.

La conferencia eclesiástica completó la labor de los seminarios. Desde 1633 Vicente celebró una cada martes en Saint-Lazare, en la que se reunían todos los sacerdotes deseosos de conferenciar en común sobre las virtudes y las funciones de su estado. Participaron, entre otros, Bossuet y Tronson. Con las conferencias, Vicente instituyó en St.-Lazare retiros abiertos para laicos y sacerdotes. Estos retiros contribuían a infundir un espíritu cristiano en el pueblo, pero imponían gravosos sacrificios a la casa de St.-Lazare. Nada se exigía a los participantes; cuando se trataba del bienestar de las almas, Vicente no reparaba en gastos. Ante las quejas de sus compañeros, que deseaban dificultar la admisión a los retiros, un día consintió en ello. Al atardecer nunca había habido tantos admitidos; cuando un fraile le informó azorado de que no cabían más, Vicente le respondió: “Bueno, dadles mi habitación”.

7. Reforma de la Órdenes Religiosas:

Las órdenes religiosas también se beneficiaron de la influencia de Vicente. No sólo ejerció mucho tiempo la dirección de las Hermanas de la Visitación, fundadas por san Francisco de Sales, sino que también recibió en París a las Religiosas del Santísimo Sacramento. Apoyó la existencia de las Hijas de la Cruz (cuyo objetivo era educar a muchachas campesinas) y animó la reforma de los benedictinos, los cistercienses, los antonianos, los agustinos, los premonstratenses y la Congregación de Grandmont.

El cardenal de La Rochefoucault, a quien se había encomendado la reforma de las órdenes religiosas de Francia, nombró a Vicente su mano derecha y le obligó a permanecer en el Consejo de Conciencia del que era miembro desde 1643.

El celo y la caridad de Vicente atravesaron las fronteras de Francia. Ya en 1638 encargó a sus sacerdotes que predicaran a los pastores de la Campania, que ofrecieran en Roma y Génova los ejercicios para ordenandos y que establecieran misiones en Saboya y Piamonte. Envió otras a Irlanda, Escocia, las Hébridas, Polonia y Madagascar (1648-60).

8. Los esclavos de Berbería (1646):

De todas las obras llevadas a cabo en el extranjero, quizá ninguna le interesó tanto como la de los pobres esclavos de Berbería, cuya suerte compartió una vez. Había entre 25 mil y 30 mil de estos desgraciados repartidos sobre todo entre Túnez, Argel y Bizerta. Cristianos en su mayor parte, habían sido apartados de sus familias por los corsarios turcos. Eran tratados como bestias de carga, condenados a terribles trabajos, sin ningún cuidado físico o espiritual.

Vicente no dejó nada por hacer para enviarles ayuda. En 1645 les envió un sacerdote y un fraile, que fueron seguidos por otros. Vicente había hecho que uno de ellos fuera investido con la dignidad de cónsul para que pudiera trabajar más eficazmente para los esclavos. Les envió frecuentes misiones y les aseguró los servicios de la religión.

Al mismo tiempo actuaron como agentes con sus familias y fueron capaces de liberar a algunos de ellos. A la muerte de San Vicente, estos misioneros habían rescatado a 1.200 esclavos, habiendo gastado 1.200.000 libras en los esclavos de Berbería, por no mencionar las ofensas y persecuciones de todo tipo que ellos mismos padecieron por parte de los turcos.

9. Pacificador en una época de convulsión política (1649):

Cuando París se levantó contra la regente Ana de Austria, que fue obligada a retirarse a St.-Germain-en-Laye (1649), Vicente afrontó grandes riesgos implorando clemencia para ella en nombre del pueblo de París. También reconvino al mismo Mazarino. Su consejo no fue escuchado. Vicente redobló entonces sus esfuerzos para aliviar los males de la guerra en París.

Su beneficencia socorría diariamente a 15 mil ó 16 mil refugiados; sólo en la parroquia de San Pablo las Hermanas de la Caridad ofrecían sopa diariamente a 500 pobres, aparte de cuidar a 60 u 80 enfermos. En aquel tiempo, Vicente, sin preocuparse por los peligros que corría, multiplicó cartas y visitas a la Corte de St. Denis para conseguir paz y clemencia; incluso escribió una carta al Papa pidiéndole que interviniera e interpusiera su mediación para acelerar la paz entre las dos partes.

10. Condena del Jansenismo (1655-1656):

Cuando Duvergier de Hauranne, más tarde abad de St. Cyran, llegó a París (aproximadamente en 1621), Vicente de Paúl mostró algún interés en él por percibir en él sabiduría y piedad. Pero, cuando se informó mejor acerca de los fundamentos de sus ideas sobre la gracia, lejos de ser engañado por ellas, se esforzó por apartarlo del camino del error.

Cuando el “Augustinus” de Jansenio y “Comunión Frecuente” de Arnauld revelaron las auténticas ideas y opiniones de la secta, Vicente se dispuso a combatir y persuadió al obispo de Lavaur, Abra de Raconis, para que escribiera contra ellas.

En el Consejo de Conciencia se opuso a la admisión a beneficios de cualquiera que compartiera las ideas jansenistas y se unió al canciller y al nuncio en la busca de medios para resistir su progreso. A iniciativa suya algunos obispos de St. Lazare decidieron informar al Papa de estos errores.

Vicente persuadió a ochenta y cinco obispos para que solicitaran la condena de las proposiciones jansenistas y convenció a Ana de Austria para que escribiera al Papa para acelerar su decisión. Cuando las cinco proposiciones fueron condenadas por Inocencio X (1655) y Alejandro VII (1656), Vicente procuró que todos aceptaran esta sentencia.

Su celo por la Fe, empero, no le hizo olvidar su caridad, lo cual demostró con el abad de St. Cyran, a quien Richelieu había encarcelado (1638). Cuando Inocencio X anunció su decisión, Vicente visitó a los solitarios de Port-Royal para felicitarlos por su intención, previamente manifestada, de someterse por completo a la decisión del Papa. Además, rogó a los predicadores conocidos por su celo antijansenista que evitaran en sus sermones todo aquello que pudiera amargar a sus adversarios.

11. Pérfil del religioso:

Su vida tan fructífera en obras tenía su origen en un profundo espíritu religioso y en una intensa vida interior. Era fiel a las obligaciones de su estado, obedeciendo con atención las sugerencias de fe y piedad y consagrándose con devoción a la oración, la meditación y los ejercicios religiosos y ascéticos.

De mente práctica y prudente, no dejaba nada al azar. Su desconfianza en sí mismo sólo era igualada por su confianza en la Providencia. Cuando fundó la Sociedad de la Misión y las Hermanas de la Caridad se abstuvo de darles instrucciones fijas por adelantado. Sólo tras varios intentos y una larga experiencia decidió en los últimos años de su vida darles reglas definitivas.

Su celo por las almas no conocía límite; todas las ocasiones eran para él oportunidades para ponerlo en práctica. Cuando murió, los pobres de París perdieron a su mejor amigo y la humanidad, un benefactor sin par en tiempos modernos.

12. Canonización:

Cuarenta años después (1705), el Superior General de los lazaristas solicitó la iniciación del proceso de canonización. Muchos obispos, entre ellos Bossuet, Fénelon, Fléchier y el Cardenal de Noailles, apoyaron la petición.

El 13 de agosto de 1729 fue beatificado por Benedicto XIII, y canonizado por Clemente XII el 16 de junio de 1737. En 1885 León XIII lo nombró patrón de las Hermanas de la Caridad.

En el curso de su larga y ajetreada vida, Vicente de Paúl escribió un gran número de cartas, estimadas en no menos de 30 mil. Tras su muerte se comenzó la tarea de recopilarlas, y en el siglo XVIII se habían reunido 7 mil; muchas se han perdido desde entonces. Las que se han conservado se publicaron con errores bajo el título de “Lettres et conférences de St. Vincent de Paul” (supplément, Paris, 1888); “Lettres inédites de saint Vincent de Paul” (coste in “Revue de Gascogne”, 1909, 1911); “Lettres choisies de saint Vincent de Paul" (Paris, 1911); el total de cartas publicadas es de unas 3.200. También se han recogido y publicado sus “Conférences aux missionaires" (Paris, 1882) y “Conférences aux Filles de la Charité” (Paris, 1882).

Reliquias de San Vicente de Paúl en París


Entradas destacadas
Entradas recientes
bottom of page