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MIGUEL BARRACHINA MORENO (1908-1982)

MIGUEL BARRACHINA MORENO (1908-1982)

sacerdote


Nacimiento: TERUEL, 18-9-1908

Inicio del noviciado: LES CORTS, 25-9-1923

Primera profesión: LES CORTS, 24-9-1924

Profesión perpetua: LES CORTS, 17-9-1931

Ordenación sacerdotal: BARCELONA, 20-2-1932

Defunción: SANT JULIÁ DE VILATORTA, 11-1-1982



Miguel Barrachina, hijo de Miguel y de Joaquina, nació el día 18 de septiembre de 1908 en Teruel. Trasladada su familia a Barcelona, hizo la primera comunión en la iglesia parroquial de Gracia, el día 1 de junio de 1916. En el Centro Moral Instructivo de este barrio barcelonés frecuentó los primeros estudios. Ingresó en el aspirantado de Blanes en 1922, vistió el hábito de la Congregación el 25 de septiembre de 1923 en el noviciado de Les Corts y profesó el día 24 de septiembre de 1924. Con fecha 9 de agosto de aquel año, había escrito al P. Luis Tallada, a la sazón superior general: «Tan sólo deseo poder emitir los votos de pobreza, castidad y obediencia y consagrarme enteramente al servicio de Dios y salvación de las almas en esta amada Congregación, con propósito de permanecer en ella hasta la muerte». Hizo los votos perpetuos el día 17 de septiembre de 1931 en el escolasticado de Les Corts.


Aquí frecuentó los estudios de filosofía y teología y en la diócesis de Barcelona recibió la tonsura el 24 de abril de 1928; las órdenes menores el 20 diciembre 1930 y el 27 marzo de 1931; el subdiaconado el 19 septiembre 1931 y el diaconado el 6 de diciembre del mismo año. Fue ordenado sacerdote el 20 de febrero de 1932 juntamente con los PP. Pedro Verdaguer, Jaime Puig, Enrique Minobis y José Llauradó. Apenas terminados los estudios eclesiásticos, empezó los de Magisterio en la Escuela Normal, de Tarragona, que terminó en 1935. El título está firmado el 14 de julio de 1936.


En aquella fecha el P. Miguel Barrachina ya estaba trabajando en el colegio Santa María de Blanes, pero fue enviado al de Huérfanos, de Sant Julia de Vilatorta, para mantener y salvar el colegio en aquellas circunstancias tan difíciles. Dirigió la obra durante los dos primeros años de la guerra civil, vistiendo de paisano y disimulando su condición de religioso y sacerdote. Llamado a filas por el mando republicano, decidió evadirse permaneciendo cinco meses oculto entre los montes, consiguiendo llegar a Francia. Presentado después en el ejército nacional, fue destinado al Regimiento 22 de Burgos, en donde se le permitió residir en el colegio de los Hermanos Maristas, haciéndose cargo de algunas clases de bachillerato.


En diciembre de 1938, desde Burgos, escribía al P. General: «Según ya supone V. P. en el colegio de Sant Julià quedaron los nuestros en buena armonía con el Sr. Bofill y con la Generalitat de Catalunya, pues el encargado inmediato no tiene nada de rojo y esto permite que nuestros hermanos vivan con relativa tranquilidad. Referente a los emolumentos, es una lástima que la moneda de la zona roja no tenga valor, pues guarda cada cual su sueldo. Mientras yo pude estar al frente, guardaba en fondo común las cuotas que se cobraban mensualmente y ayudábamos a los necesitados que acudían a nosotros, pero al verme obligado a huir al monte, el P. Cazador me pidió particularmente sus fondos y los distribuimos a todos por igual... Al salir de Sant Julià la noche del 29 de septiembre de este año, a donde fui para despedirme, encontré al hermano Sol enfermo del pecho y con bastante gravedad. Dada la falta de profesores en que se hallaba el colegio y por influencia del Sr. Bofill, han entrado allí el Rdo. Pedro Bosch, párroco de Pobla de Claramunt, muy conocido por sus trabajos en diapositivas para catecismos, y el P. Riudor, jesuíta. No obstante al frente del colegio queda el Hermano (Francisco) Sala con el título de Mayordomo» (21/XII/1938).


Terminada la guerra, en septiembre de 1939, fue destinado a Reus para reorganizar el colegio San Pedro Apóstol en los nuevos locales del Arrabal Robuster. Allí permaneció hasta 1943, en cuyo año fue nombrado director del colegio Jesús, María y José, de Sant Andreu de Palomar. Los colegios de Vilafranca del Penedés, Sant Andreu y Valencia fueron el centro de su actividad docente y educativa hasta el año 1961 en que fue trasladado al colegio Nuestra Señora del Rosario, de Sant Julià de Vilatorta, en donde permaneció hasta su muerte.


Había tomado parte en los capítulos generales de 1941, 1947, 1952 y 1958. Fue elegido consultor y ecónomo general de la Congregación en el capítulo de 1939 celebrado en Roma, estando ausente del mismo, y posteriormente presidente (1951) y miembro de la comisión de enseñanza de la Congregación durante varios años, y director de la Congregación Mariana de Sant Andreu (1945). En 1949 fue nombrado visitador «ad casum» de la comunidad de Santa Bibiana, de Roma. Formó parte de la comisión para la reedición del Espíritu de los Hijos de la Sagrada Familia e impulsó la formación de la Escuela Técnica Profesional, de Sant Andreu.


«La Escuela Técnica Profesional de Sant Andreu —dice un historial memoria de 1945— fue inaugurada en l de octubre de 1941, como corolario a las gestiones de quienes, inspirados en el mejor espíritu, recogieron el deseo de un gran sector de la barriada, al fundar en ella, una de las más industriosas de Barcelona, un centro docente para la educación y orientación técnica de los muchachos que, de simples aprendices deben pasar, con la necesaria preparación, a formar las filas de los mejores oficiales y artesanos. El sentido expuesto impulsó a numerosas empresas a facilitar su apoyo económico y moral, y gracias a ellas pudo llevarse a cabo el proyecto, dando vida a nuestra Escuela Profesional. Uno de los inconvenientes, grave por cierto, que entonces se presentaba era el de hallar un local que por sus condiciones fuera apto para instalar la Escuela; pero, de todos es conocida, y así nos place expresarlo, se encontró la colaboración entusiasta y sincera de la Congregación de Hijos de la Sagrada Familia que, poniendo a nuestra disposición los magníficos locales de su colegio de Sant Andreu, no solamente resolvió el susodicho problema, sino que permitió a la Escuela disponer de un local, como quizás pocas instituciones de la misma índole poseen en España».


En 1959 fue llamado a declarar en el Proceso Apostólico del Padre Fundador, pues a pesar de no haberle conocido personalmente, «he convivido —dijo— muchos años con personas que lo trataron continuamente y en la intimidad: tales son los PP. Buenaventura Mullol, Luis Tallada, Jaime Mir, Ramón Oromí y los hermanos José Vilanova, Tomás Fernández y Antonio Buira, como también el P. Francisco Mascaró, y algunos de ellos fueron cofundadores con el Siervo de Dios». Sus declaraciones ocupan 12 páginas de la Positio super virtutibus.


Desde el colegio de Sant Julià, además de su constante dedicación a la docencia, ayudaba pastoralmente a la parroquia de La Garriga y era confesor de la comunidad de religiosas Franciscanas Misioneras de la Natividad de Nuestra Señora, de la misma población.


«Durante este tiempo —comentaba a un exalumno en carta sin fecha, pero de los años 1970— el colegio de Sant Julià ha experimentado un cambio radical; de un orfelinato con cien alumnos con régimen de internado, se ha convertido en un centro de EGB con ocho unidades, de carácter mixto. En total tenemos 362 alumnos que dan bastante guerra porque estudian poco. Imagínate el trabajo que ha supuesto la instalación de nuevas aulas y el aumento de profesorado».


Entre sus aficiones, sobresalen la filatelia y otras colecciones, cuyos frutos pueden verse en la restauración y enriquecimiento del museo escolar del colegio de Sant Julia. Con respecto a la filatelia, asistió, como secretario, al Primer Congreso Internacional Iberia Cultural, celebrado en Manresa, en agosto de 1947 mereciendo el trofeo del ayuntamiento de Barcelona. Ha dejado para el Instituto una completa colección de sellos de España, del Vaticano y de otros países.


De carácter amable con los hermanos, jovial y alegre con todos, soportó su último período de vida con sencillez y resignación, evitando toda molestia voluntaria a los que le rodeaban y conservando la fidelidad fundamental a la vida religiosa y sacerdotal.


El 24 de noviembre de 1981 había quedado hospitalizado en la Quinta de Salud La Alianza, de Vic y, posteriormente, en la Clínica San José, en donde falleció el día 11 de enero de 1982 a consecuencia de hemorragia cerebral y arteriosclerosis. Contaba 73 años de edad y 57 de profesión religiosa. Sus restos mortales fueron inhumados en el cementerio de Sant Julia de Vilatorta.



Fuentes: Experdiente personal y correspondencia.

BOC 23 (1939, 1) 34; 23 (1939, 2) 34; 66 (1982) 8

La Sagrada Familia 34 (1932) 193; 1957, VIII 23

Positio super virtutibus (Roma 1980) pp. 239-250.

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