9. Naturaleza y unicidad de nuestra misión apostólica
"En cada uno de nosotros, Cristo, de quien nos hemos revestido, es de nuevo, por medio de María y José, el don nazareno del Padre para la salvación del mundo” (Constituciones 41).
“Esta nuestra vocación da unidad y jerarquía a las múltiples actividades del Instituto, debiendo mostrar siempre y en todas partes su índole propia de conformidad con su carisma” (Directorio 6). Por ello, en cada uno de nosotros, en las comunidades religiosas, en las obras de apostolado y en cualquier actividad que realicemos, se expresa y se manifiesta la misión del Instituto, y somos enviados en su nombre.
Por razón de la unicidad de nuestra misión, es preciso que los criterios de la acción pastoral desplegada en todos los campos de apostolado sean los propios del Instituto, de tal forma que a través de la diversidad de iniciativas, de personas, de situaciones y de lugares, se refleje la riqueza del carisma de Nazaret.