Constituciones 69:
Nuestros enfermos y nuestros ancianos
La enfermedad y los achaques de la vejez son para el religioso momentos especiales de fidelidad. Su vida continúa siendo plenamente apostólica, pero de una forma diferente. Presta un servicio valioso a la obras del Instituto con la oración de intercesión por los hermanos.
Los enfermos y los ancianos, con su discreción amable y el testimonio de su vida religiosa, y prestando los servicios que pueden, se convierten en centro de unidad y causa de bendición para la Comunidad, la cual los asiste con cuidados y afecto.
Tanto si residen en Comunidad, como en casas de salud, los hermanos los visitan y los confortan en el Señor con caridad fraterna.
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