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Constituciones 57:
Pastoral de las vocaciones
Cristo llama para Sí en nuestro Instituto a los que quiere, de cualquier edad, lugar y condición social. La mejor alabanza y recomendación de nuestro Instituto y la invitación más eficaz para abrazar la vida religiosa en él es nuestra propia vida, humilde y laboriosa, llevada con alegría en amor de fraternidad.
En las familias, en las parroquias, en los colegios y en los grupos juveniles, en donde se extiende el campo de nuestro trabajo apostólico, Dios suscita vocaciones, especialmente cuando ofrecemos el testimonio que ellos esperan de nosotros.
Así pues, en virtud de su propia vocación, cada religioso se siente responsable del crecimiento de la Congregación y colabora a la realización de los planes de Dios sobre la misma, con la oración y con el testimonio de una vida personal y comunitaria, alegre y gozosa en el Señor.
El cultivo de las vocaciones y el éxito de la formación dependen en gran manera de la buena opinión que el Instituto y las familias tengan de nuestros Seminarios o Casas de formación y del tipo de religioso que intentamos formar.