Constituciones 37:
En soledad con Dios
Cada uno de nosotros tiene necesidad de examinar atentamente en secreto, ante el Señor, su modo personal de ser Hijo y testigo fiel de la Sagrada Familia.
Entregados exclusivamente a Dios en la soledad y en el silencio, fomentamos nuestra vida oculta con Jesús, María y José en Dios; aprendemos la eminente ciencia de Jesucristo y se nos revelan los misterios del Reino que está dentro de nosotros. Somos instruidos en las cosas que agradan a Dios. Somos fortalecidos para cumplir las exigencias de nuestra sublime vocación. Se hace patente a todos nuestro crecimiento espiritual para gloria de Dios y buen ejemplo, y se nos da una garantía segura de perseverancia en la vocación.
La forma propia de oración personal en nuestro Instituto es la oración mental, hecha preferentemente en comunidad y por espacio de una hora.
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