Todo como en el Misal Romano
La fiesta de San José, Obrero, fue instituida por Pío XII en 1955 para sustituir a la del Patrocinio del santo Patriarca sobre la Iglesia Universal, prescrita por Pío IX en 1847. La nueva solemnidad quería ser una cristianización de la llamada fiesta del trabajo, de inspiración profana y antirreligiosa.
Los Papas contemporáneos hablan a menudo del Evangelio del trabajo, cuyo corazón y vértice es la casa de Nazaret, que presidía José, el carpintero, y era aprendiz el Hijo de Dios. Aquí la luz se proyecta más que sobre el trabajo del hombre sobre las personas que lo realizan, de donde se deduce el valor religioso y humano del trabajo. Este, como lo fue para san José, patrón de todos los que viven del trabajo de sus manos para mantener su familia, debe ser para todos un camino de realización humana y cristiana.
La última reforma del Calendario, dado que la fiesta del trabajo no es uniforme en todas partes, ha optado por reducir la conmemoración a memoria libre.
José Manyanet no conoció este aspecto de la celebración litúrgica actual, pero vivió la del Patrocinio de San José. Junto con el obispo José Caixal promovió la devoción a San José entre los fieles y, por su parte, escribió mucho sobre San José, en forma de libros y devocionarios y en las mismas cartas. Desde hace muchos años, se rezan las Letanías de San José en el Instituto, como compendio de su glorias.
Fuente: Calendario Propio de los Hijos de la Sagrada familia, ed. 1986.
Comments