Artículo 5: TESTIGOS DE NAZARET
La familia que se consagra a la Sagrada Familia se propone ser una comunidad de testigos de Nazaret que, por la imitación, vive en el propio hogar la experiencia espiritual de la vida y santidad de la Sagrada Familia.
5.1. La familia, escuela de Evangelio. Los miembros de la familia, al cumplir su vocación y misión conyugal y familiar, llenos del espíritu de Cristo e iluminados por el ejemplo de Nazaret, se ayudan mutuamente en el crecimiento de su personalidad y de su santificación. Mediante el diálogo y el amor recíproco, hacen presente a Dios en el hogar y lo impregnan, poco a poco, del espíritu de la Sagrada Familia de Nazaret, escuela auténtica de vida y de virtudes domésticas.
5.2. La familia, hogar, templo y taller. La familia cristiana vive su consagración nazarena reflejando en su vida conyugal y familiar la comunión de vida, de oración y de trabajo de la Familia de Nazaret:
– por las relaciones interpersonales basadas en la fe y expresadas en el amor;
– por un clima de oración que favorezca su unión con Dios;
– por una dedicación responsable a las exigencias de su vocación personal.
Y los padres, conscientes de ser los primeros y principales educadores de sus hijos, dedican el máximo empeño a su educación cristiana, ofreciéndoles en su propia vida un modelo fundado sobre los valores de la verdad, la libertad, la justicia y el amor.