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Domingo de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario B

Génesis 2, 18-24

Salmo 128: Que el Señor nos bendiga

todos los días de nuestra vida

Hebreos 2, 9-11

Marcos 10, 2-16

 

Génesis 2, 18-24

 

Dijo luego Yahveh Dios: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a crearle una ayuda adecuada”. Y Yahveh Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver como los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre les diera. El hombre puso nombres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo, mas para el hombre no encontró una ayuda adecuada. Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que Yahveh Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: “Esta vez sí que es huesos de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada”. Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne.

 

Salmo 128: Que el Señor nos bendiga

todos los días de nuestra vida

 

Dichoso el que teme al Señor 

y sigue sus caminos 

Comerás del fruto de tu trabajo, 

serás dichoso, te irá bien.

R. Que el Señor nos bendiga

todos los días de nuestra vida

 

Tu mujer, como parra fecunda, 

en medio de tu casa; 

tus hijos, como renuevos de olivo, 

alrededor de tu casa.

R. Que el Señor nos bendiga

todos los días de nuestra vida

 

Esta es la bendición del hombre 

que teme al Señor. 

Que el Señor te bendiga desde Sión, 

que veas la prosperidad de Jerusalén 

todos los días de tu vida.

R. Que el Señor nos bendiga

todos los días de nuestra vida

 

Que el Señor te bendiga desde Sión, 

que veas los hijos de tus hijos. 

Paz a Israel!

R. Que el Señor nos bendiga

todos los días de nuestra vida

 

Hebreos 2, 9-11

 

Y aquel que fue hecho inferior a los ángeles por un poco, a Jesús le vemos coronado de gloria y honor por haber padecido la muerte, pues por la gracia de Dios gustó la muerte para bien de todos. Convenía, en verdad, que Aquel por quien es todo y para quien es todo, llevara muchos hijos a la gloria, perfeccionando mediante el sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación. Pues tanto el santificador como los santificados tienen todos el mismo origen. Por eso no se avergüenza de llamarles hermanos.

 

Marcos 10, 2-16

 

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: 

- ¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?

Él les replicó: 

- ¿Qué os ha mandado Moisés?

Contestaron: 

- Moisés Permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.

Jesús les dijo: 

- Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: 

- Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.

Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: 

- Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

SOBRE EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO

El ser humano fue creado para vivir en armonía con su entorno, consigo mismo y con su Creador; sin embargo, no podemos alcanzar esta armonía en solitario o sin aceptar que debemos partici-par en un proceso, personal y comunitario, de arrepentimiento y conversión. La primera escue-la donde aprendemos a amarnos incondicional-mente, llegando al sacrificio si fuese necesario, es la familia. Y los pilares de la familia, al menos hasta que los niños dejan de serlo, son la esposa y el esposo. 

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