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Tiempo de Navidad: Oración a la Sagrada Familia

TIEMPO DE NAVIDAD

Después de la celebración anual del misterio pascual, la Iglesia nada tiene en más estima que la celebración de la memoria del Nacimiento del Señor y la de sus primeras manifestaciones: esto se celebra en el tiempo de Navidad, que va desde las primeras vísperas de la solemnidad hasta el domingo después de la Epifanía.

Navidad y Epifanía están inseparablemente unidas. Celebran dos aspectos del mismo misterio. En Navidad la atención se centra en este Niño que nos ha nacido: Dios que se ha hecho hermano nuestro y ha querido ser de nuestra familia, y en la Epifanía se celebra la manifestación de su divinidad a todos los hombres. En este contexto, la fiesta de la Sagrada Familia quiere resaltar el hecho de que el Hijo de Dios, Jesús de Nazaret, quiso compartir esta realidad humana básica que es la vida familiar. Y así como la Familia de Nazaret fue el lugar privilegiado para vivir la presencia y la comunión con Dios, toda familia cristiana está llamada a vivir una experiencia parecida. Este el carisma o don y el reto de nuestro Instituto.

Por eso, Navidad es para nosotros el tiempo de la plenitud. Es la fiesta de la familia. Vivimos y celebramos lo que somos, pues como cristianos y como religiosos nacemos también en Navidad. Somos hijos de Dios e hijos de la Sagrada Familia en y con el Hijo Jesús. El “Dios-con-nosotros" quiere que nos convirtamos en “nosotros-con-Dios": partícipes de su nacimiento y de su vida, en definitivas, hijos.

Este tiempo es, pues, de especial intimidad con Dios e intensidad familiar. El Padre Fundador le daba un relieve especial, vivía siempre en Navidad, es decir, mantuvo siempre la presencia y la comunión con la Familia de Jesús, y estimó tanto el don de la filiación que mereció llegar a ser testigo de su santidad y apóstol de sus virtudes y estilo de vida.

Además del Nacimiento de Jesús (25/XII), recordamos en este tiempo otras manifestaciones de su infancia:

- su convivencia en la Familia de Nazaret (domingo después de Navidad)

- la imposición del Santísimo Nombre (I/I)

- la Epifanía (6/1)

- el Hallazgo en el Templo con los doctores (el día antes del Bautismo de Jesús)

- el Bautismo (domingo después de Epifanía).

Fuera del ámbito de este tiempo litúrgico, celebramos también con la Iglesia o hacemos memoria de otros aspectos del misterio de la infancia de Cristo:

- la Presentación (2/II)

- la Huída a Egipto (17/II)

- la Anunciación (25/III).

Coincide también en este tiempo de Navidad, el aniversario del nacimiento del Padre Manyanet (7/I/1833). Recordamos con agradecimiento filial el inicio de este designio providencial de Dios que se cumplió en Tremp, ha dado sentido a nuestras vidas y ha beneficiado a tantas familias.

Los Hijos de la Sagrada Familia celebramos en comunidad la Navidad, hacemos el pesebre y ambientamos nuestras casas con adornos navidenos propios de los lugares respectivos. Damos, incluso externamente, un aire de felicidad y de alegría plenas a la celebración de Navidad y de la Sagrada Familia. Si por razón de vacaciones, visitamos a nuestros familiares, lo hacemos en los días siguientes a estas celebraciones principales.

FUENTE: Calendario Propio de los Hijos de la Sagrada Familia

Edición de 1986

ORACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA

EN NAVIDAD

Sagrada Familia, hemos escuchado el gozoso anuncio:

"Os ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David,

un salvador que es Cristo Jesús".

Hoy contemplamos con asombro la gloria del Hijo único del Padre,

lleno de amor y de verdad, envuelto en panales y recostado en el pesebre.

Sagrada Familia, hogar del mundo, fuente del amor de Dios, icono de la Trinidad,

en tu seno nació el autor de la vida, Jesús, el Senor.

Que sepamos imitar tu fe y tu obediencia, esposo de María.

Danos la humildad y el don de la contemplación, Madre de Dios.

Concédenos tu paz, Nino de Belén.

Sagrada Familia, tan cercana a la Iglesia peregrina,

bendice los esfuerzos de los que buscan sinceramente a Dios

en las oscuridades de la fe.

Que la Iglesia, fiel al impulso misionero,

proclame a viva voz que Dios viene a salvarnos,

porque puso su hogar entre los hombres.

Familia de Nazaret, imagen de Dios:

acrecienta en nosotros el amor fraterno,

el espíritu de oración, la sencillez y la alegría.

Y mantén viva la llama de nuestra esperanza

hasta la venida gloriosa de Jesús,

para que podamos salir a su encuentro

y estar a su lado eternamente en familia.

Amén.

FUENTE: Espíritu de los Hijos de la Sagrada Familia

Costumbres y Prácticas Espirituales, 1995

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