TIEMPO DE ADVIENTO
El tiempo de Adviento tiene una doble índole: es el tiempo de preparación a la Navidad, solemnidad que conmemora la primera venida del Hijo de Dios a los hombres, y es, a la vez, el tiempo que nos dispone a dirigir nuestra atención hacia la espera de la segunda venida al final de los tiempos. Por estos dos motivos, el Adviento se nos presenta como un tiempo de expectación anhelante y gozosa. Comprende cuatro semanas y termina el 24 de diciembre.
Es para nosotros el tiempo fuerte por excelencia, porque fieles a las enseñanzas de la Iglesia y a la experiencia de nuestro Padre Fundador, hacemos propias las actitudes de los grandes personajes que, a lo largo de la historia santa, han protagonizado más intensamente la espera mesiánica: Isaías, Juan Bautista, José, la Virgen María...
En especial, María, la Madre de Jesús, es para nosotros el modelo perfecto de la dinámica del Adviento y de toda la vida cristiana. En ella encontramos la iniciativa salvadora de Dios y la respuesta más generosa y fiel de la criatura. Y, junto a ella, José, el santo del silencio con la Palabra en los brazos. Los dos esperaron, abiertos a la gracia, la llegada de Dios. Su disponibilidad y obediencia es la respuesta a la vocación y misión encomendada.
Para nosotros, también el Padre Manyanet es una figura del Adviento. Con su palabra y con su vida sigue llamando la atención del mundo sobre el misterio de la presencia de Dios en la Familia de Nazaret. No deja de ser significativo que, precisamente el día 17 de diciembre, primer día de la gran semana de preparación a la Navidad, sea ya para siempre el día de su natalicio en el cielo. Él nos enseña a abrirnos no sólo a la presencia del Salvador entre nosotros sino a descubrirle particularmente en la vida familiar, por medio de la cual, durante más de treinta años, quiso santificar el amor matrimonial de sus padres y todas las realidades más sencillas e íntimas que conforman la vida de los hombres.
Por todo ello, vivimos este tiempo con una gran intensidad, en particupar la fiesta de la Inmaculada Concepción y las ferias del 17 al 24 que son una preparación inmediata a la Navidad.
FUENTE: Calendario de los Hijos de la Sagrada Familia
Edición de 1986
CORONA DE ADVIENTO
Espíritu de los Hijos de la Sagrada Familia
Costumbres y Prácticas Espirituales, 1995
Durante los domingos de Adviento es recomendable este expresivo rito. Se confecciona la corona con ramos verdes pero sin flores, debido a la austeridad propia de este tiempo; se adorna con cuatro cirios, a poder ser de colores vistosos. Pasado el Adviento, para subrayar la continuidad con Navidad, puede servir esta misma corona para enmarcar la imagen del nino Jesús.
Cada domingo, en los ritos introductorios de la Eucaristía, se enciende un nuevo cirio y se canta una nueva estrofa. Si en la celebración participan diferentes grupos o movientos, un representante puede encender el cirio correspondiente. El último domingo puede encenderlo el celebrante después de saludar a la asamblea.
ORACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA EN ADVIENTO
Costumbres y Prácticas Espirituales, 1995
Sagrada Familia, estamos en Adviento,
allanando los caminos para la llegada
del reino de Dios hasta el final de los tiempos.
Que sepamos anunciar a todos los hombres de buena voluntad
que Dios se hace uno de nosotros para acercarnos a él.
Enséñanos a penetrar en el sentido profundo
de esta sencilla manifestación del Hijo de Dios en Belén.
Queremos preparar la venida del Señor
llevando una vida sobria y religiosa como en Nazaret.
Nuestra comunidad quiere ser en el mundo
un lugar de la manifestación de la palabra del Padre como lo fuiste tú.
Familia de Nazaret, Familia nuestra:
haz que nuestras comunidades sientan la próximidad del Hijo
y allanen los caminos con la renuncia, el silencio y la oración contemplativa.
Que lleguen a cada uno de nosotros la paz y el gozo con la presencia de Jesús
y así podamos proclamar ante el mundo que es Navidad.
Haz que nos mantengamos vigilantes
en la espera y que sepamos implorar:
¡Ven Señor Jesús!
Comentarios