Memoria. Todo como en el Misal Propio
Se apoya en el relato evangélico de San Lucas. Una escena sorprendente en el estilo habitual de Lucas, siempre muy delicado en las relaciones intrafamiliares de Jesús. Las palabras: Jerusalén, pascua, templo, cumplimiento, tres días, búsqueda, hallazgo, tengo que estar, incomprensión, no son simple elementos descriptivos sino temas cargados de significado que forman la trama del misterio de Cristo a lo largo de todo el Evangelio.
A su vez, las palabras que pone en boca de María y de Jesús arrojan una luz especial sobre la dimensión vertical que vincula la paternidad humana a la divina y sobre su cotidiana solicitud creadora por el hombre desde el momento de su concepción. Descubren también en el alma de todo hijo el espacio interior de la vocación que procede del mismo Dios.
En la liturgia romana aparece la celebración de esta escena de la infancia de Jesús ya en 1787, con misa y oficio propios, en el domingo de la infraoctava de la Epifanía.
Es la fiesta que nosotros llamamos de Jesús Adolescente, el patrón de las Casas de formación, particularmente de los Aspirantes, y el titular de algunas de nuestras obras apostólicas. Él nos inspira e ilumina en todo el proceso de formación y en el desarrollo y contenidos de nuestra pastoral juvenil.
PROPIO DE LA MISA
Ant. entrada. En un trono excelso vi sentado a un hombre, a quien adora una multitud de ánge-
les, que cantan a una sola voz: He aquí el nombre cuyo imperio es eterno.
Oración colecta
Oh Dios, que has hecho resplandecer la humilde infancia de tu Hijo con una sabiduría divina, concédenos que, reconociéndote como Padre, no antepongamos nada a tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura: Hch 2, 22-26
Discurso de Pedro al pueblo
Pedro se dirigió al pueblo y dijo: Moisés efectivamente dijo: "El Señor Dios os suscitará un profeta como yo de entre vuestros hermanos; escuchadle todo cuanto os diga. Todo el que no escuche a ese profeta, sea exterminado del pueblo.” Y todos los profetas, que desde Samuel y sus sucesores han hablado, anunciaron también estos días. Vosotros sois los hijos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con vuestros padres al decir a Abrahán: "En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra”. Para vosotros en primer lugar ha resucitado Dios a su Siervo y le ha enviado para bendeciros, apartándoos a cada uno de vuestras iniquidades.
Salmo responsorial
Sal 8,2a y 5,6-7.8-9
V. ¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
R. ¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
V. ¡Señor, dueño nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
R. ¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
V. Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad;
y le diste el mando sobre las obras de tus manos.
R. ¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
V. Todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de
ovejas y toros, y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sen-
das por el mar.
R. ¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Aleluya
V. Todos los que le oían, se pasmaban
de su inteligencia y de sus respuestas.
Aleluya
Evangelio: Lc 2, 41-52
Tu padre y yo te buscábamos angustiados
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre, y cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su búsqueda. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían, quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre; —Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados. El les contestó: —¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la Casa de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
Oración sobre las ofrendas
Oh Dios autor de la verdadera piedad y de la paz, concédenos, por el ofrecimiento de estos dones, poder adorar dignamente tu grandeza y estar unidos en la misma fe participando en los sagrados misterios. Por Jesucristo nuestro Señor.
Prefacio de Navidad I o II
Ant. comunión. Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios (Jn 6, 69-70).
Oración después de la comunión
Alimentados con el sagrado banquete, suplicamos tu misericordia, Señor, para que, escuchando fielmente a tu Hijo Unigénito, nos concedas en tu bondad la ayuda necesaria para crecer cada día en el camino que nos conduce a ti. Por Jesucristo nuestro Señor.
Fuente: CALENDARIO PROPIO DE LOS HIJOS DE LA SAGRADA FAMILIA, ed. 1986
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