_JPG.jpg)
Efrén, nació en Mesopotamia poco antes de proclamarse el edicto de Milán, firmado por el emperador Constantino y a través del cual dejó de perseguirse a los cristianos; pero eso a él no le facilitó las cosas para nada ya que, aunque su madre era una cristiana de oro puro, su padre era un sacerdote pagano y bastante cafre.
De ahí que recibiera el bautismo a los 18 años y hubiera de vivir de su propio trabajo como empleado de unos baños públicos en Edesa. ¡Ojo, no confundir, eran baños de verdad, aunque no se tratara de nuestras piscinas actuales!
Poco después los persas atacaron su ciudad y el santo tuvo que acudir a defenderla. En esa época ya era diácono. Recuerdo que diácono es el primer paso del sacramento del orden sacerdotal, los primeros fueron los siete diáconos ordenados por los apóstoles para atender a los necesitados.
Actualmente hay dos tipos que son el diácono permanente, que puede ser casado, y el diácono ordenado como paso previo al sacerdocio. Su labor ya no consiste solamente en atender a los necesitados, sino también en predicar la Palabra de Dios, administrar los sacramentos del Bautismo y el Matrimonio y los sacramentales como exequias, bendiciones...
San Efrén fue conocido como “el arpa del Espíritu Santo” porque trasmitía su enseñanza cristiana a través de la poesía; además, era un poeta superior y con el arpa en las manos era un hacha.
El 9 de Junio del año 373 se averió un arpa en el cielo y San Efrén fue llamado a repararla. Allá se quedó formando parte de los coros celestiales.