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PPC: PLAN PASTORAL CONGREGACIONAL
DE LOS HIJOS DE LA SAGRADA FAMILIA

  
La Vida Sacramental (n.44)
 
Los sacramentos, instituidos por Cristo y encomendados a la Iglesia, en cuanto que son acciones de Cristo y de la Iglesia, son signos y medios con los que se expresa y fortalece la fe, se rinde culto a Dios y se realiza la santificación de los hombres (cf. CIC 840). Por eso, en su celebración, administración y recepción nos atenemos a las normas de la Iglesia y al ritual que debe observarse en su celebración.

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Procuramos que en nuestras parroquias no falten equipos de laicos que puedan atender con solvencia la preparación para los sacramentos de la iniciación cristiana y del matrimonio.

 

Los sacramentos de la iniciación cristiana (n.45)

 

Los sacramentos del bautismo, de la confirmación y de la Eucaristía están tan íntimamente unidos entre sí que todos son necesarios para la plena iniciación cristiana (cf. CIC 842).

 

Bautismo

 

Un momento privilegiado en la vida familiar lo constituye el nacimiento y el bautizo de un niño-a. Es necesario, ya que la Iglesia bautiza a los niños en la fe de sus padres, tener alguna catequesis con ellos y con los padrinos, tanto para la preparación del sacramento, como para iluminar y reflexionar sobre la fe. En la celebración se hacen presentes algunos miembros del equipo de preparación al bautismo para ayudar y dar testimonio de comunidad cristiana.

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En la fiesta de la Presentación de Jesús al templo, la Candelaria, invitamos a los padres que han bautizado a un hijo/hija durante el año, a participar en una celebración litúrgica y festiva como acción de gracias, recordando que así lo hicieron María y José con su Hijo Jesús.

 

La Confirmación

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Damos gran importancia a la catequesis para este sacramento, especialmente si los que lo van a recibir son adolescentes y jóvenes. La pastoral juvenil en torno a este sacramento puede ser decisiva para la formación y orientación vocacional de los jóvenes.

 

La Eucaristía

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Compartimos sobre todo con los fieles la celebración de la Eucaristía, “fuente y cima de toda vida cristiana” (LG 11), signo de unidad y fuente de santificación. Les exhortamos a participar activamente en la celebración de la Eucaristía, a recibirla con frecuencia y mucha devoción y a darle culto con suma adoración (cf. CIC 898).

 

Damos relevancia a las celebraciones familiares, como pueden ser la Misa familiar, las Misas de quince años, el Día del abrazo de las familias, etc.

 

Estamos disponibles a llevar, personalmente o mediante los ministros extraordinarios de la Eucaristía, la Sagrada Comunión a los ancianos y enfermos que lo soliciten.

Los sacramentos de curación (n.46)

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“Jesús quiso que su Iglesia continuase, con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y salvación, incluso en sus propios miembros. Esta es la finalidad de los sacramentos de curación: el sacramento de la Penitencia y la Unción de los enfermos” (cf. CatIC 1421)

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La Penitencia

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La celebración del sacramento de la Penitencia (contrición, confesión, satisfacción) es un momento privilegiado para mostrar el rostro misericordioso de Dios Padre, que acoge a todos sus hijos.

 

Por nuestra parte, recordamos siempre lo que afirma el Directorio al hablar del ministerio sacerdotal: “En la administración de los sacramentos, principalmente el de la Reconciliación, guardarán estricta y fielmente los mandamientos en el Ritual y en los estatutos de las diócesis en que residan” (Directorio 61).

 

Cuidamos con especial esmero la iniciación de los niños a este sacramento. Por otra parte, es enriquecedor para ellos recibirlo de vez en cuando, en una celebración comunitaria con los adultos, especialmente en los tiempos litúrgicos fuertes, con el fin de mostrar pedagógicamente el sentido del pueblo pecador y salvado.

 

Nos mostramos siempre disponibles para atender a los fieles que soliciten este sacramento así como para el acompañamiento y orientación espiritual.

 

La Unción de los enfermos

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La administración de este sacramento es también una ocasión propicia para la pastoral familiar pues es un momento en que la familia suele reunirse toda y necesita consuelo, la compañía y la ayuda sobrenatural.

 

Tenemos siempre una actitud de cercanía y de compañía fraterna para las familias que pidan este sacramento.

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Los sacramentos al servicio de la comunidad (n.47)

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Los sacramentos del Orden y del Matrimonio están ordenados a la salvación de los demás. Contribuyen ciertamente a la propia salvación, pero esto lo hacen mediante el servicio que prestan a los demás (cf. CatIC 1533-34).

 

El Orden sacerdotal

 

Los que recibimos el sacramento del Orden somos consagrados “en el nombre de Cristo para ser los pastores de la Iglesia con la palabra y la gracia de Dios” (LG 11). Ejercemos el servicio a favor del pueblo de Dios mediante la enseñanza, el culto divino y el gobierno pastoral (cf. CatIC 1592).

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El matrimonio

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“Los cónyuges cristianos son fortificados y como consagrados para los deberes y dignidad de su estado por este sacramento especial” (GS 48,2).

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Ofrecemos a los jóvenes que pidan el sacramento del matrimonio un talante acogedor, de disponibilidad y alegría. Damos gran importancia a la preparación remota e inmediata. La celebración tendrá un aire familiar de gozo y esperanza invitando a los jóvenes esposos a consagrar su matrimonio a la Familia de Nazaret.

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