45. Los sacramentos de la iniciación cristiana
Los sacramentos del bautismo, de la confirmación y de la Eucaristía están tan íntimamente unidos entre sí que todos son necesarios para la plena iniciación cristiana (cf. CIC 842).
Un momento privilegiado en la vida familiar lo constituye el nacimiento y el bautizo de un niño-a. Es necesario, ya que la Iglesia bautiza a los niños en la fe de sus padres, tener alguna catequesis con ellos y con los padrinos, tanto para la preparación del sacramento, como para iluminar y reflexionar sobre la fe. En la celebración se hacen presentes algunos miembros del equipo de preparación al bautismo para ayudar y dar testimonio de comunidad cristiana.
En la fiesta de la Presentación de Jesús al templo, la Candelaria, invitamos a los padres que han bautizado a un hijo/hija durante el año, a participar en una celebración litúrgica y festiva como acción de gracias, recordando que así lo hicieron María y José con su Hijo Jesús.
Damos gran importancia a la catequesis para este sacramento, especialmente si los que lo van a recibir son adolescentes y jóvenes. La pastoral juvenil en torno a este sacramento puede ser decisiva para la formación y orientación vocacional de los jóvenes.
Compartimos sobre todo con los fieles la celebración de la Eucaristía, “fuente y cima de toda vida cristiana” (LG 11), signo de unidad y fuente de santificación. Les exhortamos a participar activamente en la celebración de la Eucaristía, a recibirla con frecuencia y mucha devoción y a darle culto con suma adoración (cf. CIC 898).
Damos relevancia a las celebraciones familiares, como pueden ser la Misa familiar, las Misas de quince años, el Día del abrazo de las familias, etc.
Estamos disponibles a llevar, personalmente o mediante los ministros extraordinarios de la Eucaristía, la Sagrada Comunión a los ancianos y enfermos que lo soliciten.