Es urgente racionalizar la vida parroquial
Mi impresión de párroco es que, desde hace bastante tiempo, estamos perdiendo los papeles a la hora de plantear la vida pastoral. Mi impresión es la de estar constantemente recibiendo materiales, indicaciones, sugerencias, convocatorias y encuentros todos ellos de vital importancia.
Ahora mismo tengo sobre la mesa un sinfín de cuestiones. Los presupuestos económicos del 2016 que deben ser entregados hoy mismo, carteles, folletos y materiales varios de Cáritas para la campaña de los “sin techo” y cuyo día clave es el domingo 29.
Por supuesto, hay una concentración en no sé dónde y una marcha solidaria en vaya a saber.
Materiales para grupos de niños y jóvenes, y adultos, y una proyección y un power point.
Mañana recibimos a la Virgen de la Almudena, peregrina en la diócesis, a las 12 de la mañana, en una parroquia de la Vicaría. También mañana encuentro de catequistas de la Vicaría, eso sí, a las doce, y por la tarde la despedida de D. Fidel en la catedral.
Estamos iniciando el Plan diocesano de evangelización que nos presentará el arzobispo el próximo martes.
Seguimos por campañas de Navidad de Cáritas, los sembradores de estrellas, el año de la misericordia próximo, los carteles de las campañas misioneras, el papel de, el informe sobre, el cuestionario urgente, la entrega de documentos A.
Cada delegación diocesana o de Vicaría no se siente nada si no es capaz de organizar qué menos que un par de encuentros al año. Qué menos que acudir a algún evento diocesano y las cosas generales de la parroquia, mientras estamos muy atentos a todo lo que se nos pueda pedir desde los sitios más diversos.
Cada delegación, además, solicita “colarse” en todo grupo o actividad parroquial, con la cosa de que tampoco es tanto a lo largo del año. Pues es verdad. Si al cabo del año puedes tener treinta sesiones de catequesis con los niños, a ver cómo prescindes de unas cuantas para meter el domund, la Almudena, la campaña de los sin techo, Cáritas en Navidad, la Iglesia diocesana, la infancia misionera, manos unidas, día nacional de caridad, la jornada de lucha contra el paro, semana santa… Y nada de un ratito, porque pretenden que pongas el power point, el video, hagas las dinámicas y ¡por supuesto! luego envíes una evaluación.
Fecha solemne, día de, jornada para. Y ahí te aparecen subsidios litúrgicos con moniciones, oración de los fieles y guion homilético. Claro que te llegan los expertos en liturgia y te recuerdan que la misa no es para hacer campañas. Pues se pongan de acuerdo.
Total, que te encuentras ubicado entre convocatorias, reuniones, encuentros todos de importancia, sea esta de importancia básica, mucha, excepcional o extraordinaria. Lo menos que me encuentro es que algo que se nos envía sea mínimo “de gran importancia”. Así que ojo con omitirlo de alguna forma. Item más, convocatoria, campañas, día de, recuerdo de, solidaridad con.
Añade el papel para el día 20, el informe para el 25, los presupuestos mañana, las cuentas, el resultado, la entrega del documento… A mí esto me supera y eso que dicen que soy currante y que además me cunde el tiempo. Ah, que la parroquia mientras lleva su ritmo de consejos de pastoral y economía, catequesis, liturgia, cuentas, grupos de oración, adviento y navidad, cuaresma y pascua. Y que digo yo que habrá que rezar un poco, leer alguna cosa, asistir a la formación permanente, a las reuniones de sacerdotes. Y sacar tiempo para estar en el despacho, atender a la gente, celebrar, confesar…
Me pregunto si el ritmo y el modelo de trabajo que estamos llevando hará que en unos pocos años las canonizaciones de fieles del inicio del siglo XXI sean un número excepcional en la historia de la iglesia. Porque digo yo que todas estas reuniones y todo este estrés merecerán la pena si es para que la gente y los sacerdotes seamos más santos.
Me da que sin el auxilio de la gracia la santidad, llegar al cielo es imposible. Esto significa garantizar eucaristías, confesiones, oración. Que no se nos olvide que un sacerdote está en una parroquia con el objetivo de dejarse la vida en que todos sus feligreses, todos, vivan con dignidad material y moral y un día lleguen al cielo.
Si al cielo se va como siempre, entonces más confesar, comulgar y rezar, y menos reuniones. Y si el protocolo de entrada se ha cambiado y se han quitado todas las barreras, pues eso…
Autor: P.Jorge González Guadalix. Sacerdote diocesano de Madrid (España). Licenciado en teología pastoral, lleva más de treinta años ejerciendo su ministerio en parroquias de la diócesis, algunos de ellos como párroco rural. Arcipreste varias veces. Como añadido a su labor de párroco ha hecho un poco de todo: coordinador de pastoral de un colegio de más de dos mil alumnos, director espiritual de un gran colegio mayor, profesor de religión, profesor de teología pastoral... internauta y bloguero por libre.