por Celestino Hueso, SF
Parece que fue ayer y tenemos ya entre las manos un nuevo año. Lo vimos nacer anoche entre brindis y deseos de felicidad. Y sabemos que va a ser mejor que el que se fue porque eso depende en gran parte de nosotros mismos y nos hemos comprometido a ser fábricas de felicidad para quienes nos rodean. Además lo hemos puesto bajo el manto de la Virgen y ella no falla. Hoy celebramos a Santa María, Madre de Dios y Reina de la Paz, y lo hacemos para vivir el nuevo año con la entrega, la generosidad y la alegría de nuestra madre del cielo. Ella es todo corazón y ponernos bajo su manto significa también ponernos la ropa de trabajo y dedicarnos de una vez por todas a repartir paz a nuestro alrededor. Desear paz, pedir paz y no fabricarla y repartirla a manos llenas es como tener hambre y lavarse los pies para calmarla. La paz es una tarea. Y una tarea de cada uno de nosotros. O nos ponemos desde ya manos a la obra, siendo pacíficos, o no la conseguiremos jamás. Sigamos a nuestra madre del cielo y seguro que el año que acabamos de estrenar será mejor que el anterior. Feliz año para todos y empecemos desde ya a construir la paz, en primer lugar en nuestra propia familia.
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