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14 de diciembre (1901): LA ÚLTIMA VOLUNTAD DEL PADRE MANYANET, por el P. José M. Blanquet SF

14 de diciembre (1901)

LA ÚLTIMA VOLUNTAD DEL PADRE MANYANET

por el P. José María Blanquet SF





En la mañana del 19 de octubre de 2019, el Padre Fundador "ha vuelto a casa" con sus entrañas más íntimas... El beato Ramón Oromí explicó así este hecho sorprendente:


"El 14 de diciembre de 1901 el Rvdo. P. Fundador quiso reunirse en su alcoba, muy debilitado y concienciado de que su final estaba ya cerca, con el P. Mullol, S.F., su fiel hijo y sucesor en el gobierno del Instituto, y su buen amigo el insigne arquitecto Sr. Antonio Gaudí. A ambos comunicó, solicitando el secreto total de ambos, lo siguiente (sic Sr. Gaudí y P. Mullol a servidor en 1923):


“Queridos P. Mullol y D. Antonio: Es mi deseo que con la máxima discreción y secreto posible, no debiendo ser de conocimiento de ningún religioso o persona aquí no presente, después de mi muerte que está cerca, hagan lo posible para que mi corazón sea sepultado cristianamente en la Cripta del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona, que un día ya lejano me inspiró la Divina Providencia para gloria de Dios, la Sagrada Familia, a la que ofrendé mi vida y obra, y la Iglesia de Barcelona y España entera, de las que será gloria de fe, devoción, piedad y expiación.


Vos, amigo Gaudí, al que también quiso la Providencia Divina traeros al frente de esta obra para reproducir en piedra lo que un día soñamos el bueno de Bocabella y servidor, quedáis en plena libertad para encontrar el lugar en vuestra obra arquitectónica para que este corazón de carne que tanto sufrió, luchó y latió para ver hecha realidad los deseos de la providencia del buen Dios, descanse cerca de la imagen de San José, en la cripta, mi patrón, y al que tanto encomendé esta obra.


Vos, P. Mullol, poneos en contacto con el Dr. [José] Reventós, con el que ya hablé ayer tarde y es conocedor de que, tras mi muerte, deseo extraiga mi corazón y entrañas como es costumbre sanitaria, y tras incinerarlos para que ocupen el menor espacio y así sea discreta su inhumación, os lo entregue para que lo hagáis llegar al Sr. Gaudí.


Si fuese necesario algún epitafio, deseo sea este: ‘Aquí descansa esperando la resurrección final aquel al que Dios inspiró esta obra en honor a la Sagrada Familia a la que sirvió en vida y obra para que España entera sea otro Nazareth’”.


Tras la santa muerte del Padre Manyanet el día 17 de diciembre de 1901 y saberse en Roma por carta del P. Mullol, al Sr. Cardenal Protector, Emmo. José Vives y Tutó, OFMCap., que lo comunicó al Santo Padre León XIII, éste hizo que se hiciese llegar tan bello recipiente de sus aposentos papales para contener “el corazón del apóstol español de la Sagrada Familia que latió santamente en un pastor bueno, fiel a Dios, su vocación nazarena y su entrega total a los que más lo necesitaron, que descansará desde ahora, según su postrero deseo, como comunicaré al Sr. Cardenal de Barcelona, con la discreción por él solicitada en su obra magna que le inspiró la Divina Providencia: el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona en la amada tierra española que con el Rvdo.


Manyanet, vuelve a ofrendar a la Iglesia universal otro santo Fundador para gloria de Dios y su obra redentora” (S.S. León XIII en un bello escrito hasta 1936? en el archivo personal del Sr. Gaudí, guardado desde 1926 en el archivo de las obras del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia por el Rvdo. Mn. Gil Parés, Pbro.).


Se cumplió, pues, en este bellísimo recipiente, regalo del Romano Pontífice, el deseo del Padre Manyanet, y el doctor Reventós, que guardaba las cenizas benditas, fruto de la incineración de las entrañas y corazón del P. Fundador, y le fue entregado tras ser sellado (testigos de ello fueron el P. Jaime Mir y el P. Luis Tallada, S.F. ante el P. Mullol y Sr. Gaudí en el despacho médico del Dr. Reventós, ante la atenta mirada del Sr. Vicario General) al Sr. Gaudí, que lo hizo colocar tras la imagen de San José en el altar de la Cripta hasta 1909, cuando él mismo logró salvarlo con peligro para su vida antes del incendio sacrílego de ésta, quedando dañada irremediablemente la urna papal pues era de un fino alabastro tallado en Roma con el escudo pontificio de Su Santidad León XIII y la inscripción en lengua latina: “Rvdo. P. José Manyanet y Vives (1833-1901), apóstol español de la familia. RIP”, restando indigno para contener tan valiosa reliquia del P. Fundador como merecería, realizando el Sr. Gaudí en sus escasos momentos de descanso de su dedicación obsesiva a las obras del Templo, esta preciosa arca tallada por él mismo en madera, que quiso fuese especialmente de los valles de Tremp y recubriéndola de bonitos esmaltes neomedievalistas que se inspiraban en el arte románico pirenaico que tanto le gustaban a él y a su amigo el Padre Manyanet, que realizó, bajo su diseño, su discípulo Sr. Opisso, volviendo a colocarla, tras la restauración del altar de San José, en la base de éste, pudiéndose abrir por una puertezuela muy discreta sólo conocida por el superior general de los Hijos de la Sagrada Familia, su consejo, el Sr. Gaudí y el Rvdo. Mn. Gil Parés, capellán (pues no podían estar expuestos a veneración pública y sabían de la negativa al reconocimiento de su persona por medio de la Junta existente). También eran conocedores los hijos de los esposos Dalmases-Bocabella que, hasta febrero de 1936, no dejaron de depositar una rosa cada día de San José, discretamente, frente a la puertezuela.

Tras la trágica muerte del Sr. Gaudí en 1926, Mn. Gil Parés y los sucesivos superiores generales mantuvieron en secreto la existencia de esta arca poniéndola a salvo en febrero de 1936, atendiendo a los ruegos del P. Secretario General, P. Oromí, tras la llegada al poder del Frente Popular al Gobierno Nacional, cuando de acuerdo con el P. Superior General, secretamente el P. Oromí lo fue a buscar con servidor en mi auto y trajimos a mi casa de Lauria donde quedó a salvo y en custodia durante toda la persecución religiosa.


El P. Oromí me conminó a defenderla con mi vida y, si no fuese posible, la incinerase en la chimenea de mi casa, antes de que cayese en manos impías que pudiesen profanarla, como ya mandó hacer con el venerable cuerpo que se veneraba en su urna de la capilla de las Escuelas de Sant Andreu de Palomar de Barcelona" (Dr. Juan Vendrell).


El certificado del doctor José Reventó i Amiguet, médico, está en el reverso de la estampa recuerdo que se ha repartido esta mañana. Efectivamente, "el corazón del P. Fundador late en el corazón de sus hijos e hijas".


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