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TEMPLO DE LA SAGRADA FAMILIA 150 resol..

17 de diciembre:

FALLECIMIENTO DEL PADRE JOSÉ MANYANET,

Fundador de los Hijos de la Sagrada Familia y

de las Misioneras de la Sagrada Familia de Nazaret

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ULTIMA FOTO DEL PADRE FUNDADOR.jpg
CAMA_EN_LA_QUE_FALLECIÓ_EL_PADRE_MANYANE
FRONTIS DEL SEPULCRO DEL PADRE FUNDADOR_
INTERIOR_DEL_SEPULCRO_QUE_CONTIENE_SUS_R
MASCARA MORTUORIA
DETALLE_DEL_RELICARIO_OFRECIDO_EN_LA_CAN

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE NUESTRO FUNDADOR Y PADRE SAN JOSÉ MANYANET

por Juan David Tobón

Un día como hoy, pero en 1901, fallecía en la Casa Madre y Colegio Jesús, María y José nuestro Fundador y Padre, San José Manyanet, quien desde el día 8 de diciembre, tras la solemne celebración de la Inmaculada Concepción de María, fue empeorando a causa de una terrible pulmonía hasta su deceso. Así lo testifica el P. Luis Tallada en su declaración para la Positio super Introductione: “A las siete de la mañana del día diecisiete de diciembre entregó plácidamente su alma al creador, rodeado de toda la comunidad y de los Superiores que se habían reunido de todas las demás comunidades”.

 

El P. Bernardo Montoliu en su artículo “Los últimos días de un religioso” publicado en la revista La Sagrada Familia en 1902 narra así los acontecimientos finales de la vida del P. Manyanet: “Eran las siete de la mañana; el pulso anunciaba que aquel corazón que tanto nos amó iba a suspender sus latidos, faltaban pocos segundos. El Padre Secretario General tomó un crucifijo y lo aplicó a los labios moribundos. Repetid, Padre mío, le dijo: Jesús, José y María, recibid cuando muera el alama mía. Esta jaculatoria que repitió tantas veces en vida, no pudo ya formularla con la voz pero la decía con los ojos, con el corazón, con el alma. El pulso del enfermo se detuvo como el reloj cuando va a dar la hora. Hizo una ligera contracción y…quedó inmóvil. ¡¡Ya no estaba entre nosotros!!

 

El P. Subdirector, haciendo un esfuerzo supremo para contener el llanto, pronunció estas palabras: "Anima Christi, santifica me, el eco de esta oración subió al cielo acompañando el alma de nuestro Padre”

 

La vida del P. Fundador consumada al Servicio del Reino de Dios, cual semilla sembrada en tierra buena, dio fruto abundante. La Iglesia reconoció su santidad y al canonizarle lo propuso como inspiración para el seguimiento de Jesús. Sus Hijos y Misioneras Hijas en sintonía con toda la gran familia que se ha reunido en torno a su obra y carisma, le reconocemos como el más excelso de los Hijos, Testigos y Apóstoles del Misterio de Nazaret, y nos confiamos a su intercesión, para continuar, tras sus huellas y ejemplo, la carrera por la corona que no se marchita.

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