El 10 de mayo celebramos la "memoria" de los Beatos Jaime Puig, presbítero, y 18 compañeros Hijos de la Sagrada Familia y Sebastián Llorens, apóstol laico. Este grupo de mártires, miembros de la Congrega-ción de Hijos de la Sagrada Familia Jesús, María y José o asociado a ella, está formado por quince pres-bíteros, cuatro religiosos y un joven laico. Todos ellos, en diferentes tiempos, lugares y formas de marti-rio, durante la persecución religiosa española de 1936-1937, sellaron con su sangre la fidelidad a Cristo y a su vocación cristiana, religiosa y sacerdotal.

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La Misa y Liturgia de las Horas se toma del Común de Mártires menos la oración colecta y la segunda lectura del Oficio de Lecturas, que son propias y están publicadas en la Memoria de la Beatificación  

(pp. 245-247). 

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"Todos ellos -dice el Breve Apostólico- encontraron la muerte en el ejercicio de su ministerio religioso y sacerdotal y, cuando fueron detenidos, se mantuvieron fieles y, a causa de su fe y por odio a la misma fe, fueron asesinados. Dieron un testimonio luminoso de su entereza cristiana, religiosa y sacerdotal, per-donando a sus verdugos y pidiendo su conversión. Invitaban a sus familiares, hermanos en religión y amigos a no llorar su muerte, sino más bien a pedir para que, libres ya de las ataduras terrenas, pudiesen gozar de la verdadera libertad de los hijos de Dios. Querían que su martirio fuese una semilla de paz, perdón y reconciliación que, regada con su sangre, ger-minase en los corazones de todos" (Ib. 74).

 

José M. Blanquet, SF