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El Adviento 'nació' en España

El Adviento, como tal, se 'inventó' en España, en pleno siglo IV. En el año 380, todos los obispos de Hispania se reunieron en Zaragoza y hablaron de una preparación para el nacimiento de Jesús, que en los primeros siglos se celebraba el 6 de enero.

Estamos ante uno de los Advientos más cortos de la Historia (2017). Sucede cada cierto tiempo, siempre que la Nochebuena coincide con el domingo, solapándose con el cuarto domingo de Adviento. Apenas 25 días que se han pasado en un suspiro. El más largo sucede cuando es Navidad la que cae en domingo, con un mes de espera de 34 días.

Una fiesta, la del Adviento, de las más desconocidas del Año Litúrgico, asociada a la Navidad, y que entre sus días tiene una festividad con carácter propio: La Inmaculada Concepción.

Isaías, Juan el Bautista, María y su prima Isabel son los grandes personajes del Adviento, ese tiempo que sirve para, como recitan las Escrituras, "Preparar el camino al Señor", que está a punto de llegar, pese a todo.

En ese momento, se decidió animar a los cristianos a juntarse en las iglesias a partir del 17 de diciembre, para preparar la venida del Mesías. Cuando la Navidad pasó al 25 de diciembre, se crearon los cuatro domingos previos, cada uno con su lectura, su significado y sus propósitos:

— Primera semana: Hay que estar vigilantes para descubrir cuándo viene Jesús a nuestra vida. Por eso, estaremos muy atentos para ver cuándo podemos hacer algo bueno.

— Segunda semana: Para preparar el camino a Jesús, vamos a rezar un poco más esta semana (y el resto del Adviento), pidiéndole que Él siempre sea lo más importante para nosotros.

— Tercera semana: Como san Juan Bautista, tenemos que ser profetas de Jesús, hablando de Él a los demás y explicándoles el verdadero sentido de la Navidad y por qué estamos alegres.

— Cuarta semana: La Virgen y san José se fueron hasta Belén casi sin nada, y nadie los ayudó cuando llegaron e iba a nacer Jesús. Nosotros lo compensaremos intentando ayudar a quienes lo necesiten.

Una práctica que acabó globalizándose, y siendo tan importante que la Iglesia muestra el comienzo de su Año Litúrgico con el primer domingo de Adviento. En los monasterios, al acabar la catequesis, los monjes repartían dulces o nueces.

Uno de los colores específicos del Adviento es el morado, aunque también está presente el azul celeste (el color de la Inmaculada), y el verde de la espera, esperanzada. Las coronas del Adviento, que surgen en el siglo XIX en Alemania, cuentan con cuatro velas moradas. La última se iluminará el mismo día en que Jesús nace.

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