Lc 1,57-66
En los capítulos 1 y 2 de su evangelio, Lucas describe el anuncio y el nacimiento de dos niños, Juan y Jesús, que va a desempeñar un papel importante en la realización del proyecto de Dios. Lo que Dios inició en el AT comienza a realizarse por medio de ellos. Por esto, en estos dos capítulos, Lucas evoca muchos hechos y personas del AT y llega a imitar el estilo del AT. Es para sugerir que con el nacimiento de estos dos niños, se traza una gran curva en la historia y se inicia la realización de las promesas de Dios por medio de Juan y de Jesús y con la colaboración de los padres, Isabel y Zacarías y María y José.
Existe un cierto paralelismo entre el anuncio y el nacimiento de los dos niños:
a) El anuncio del nacimiento de Juan (Lc 1,5-25) y de Jesús (Lc 1,26-38) b) Las dos madres embarazadas se encuentran y experimentan la presencia de Dios (Lc 1,27-56) c) El nacimiento de Juan (Lc 1,57-58) y de Jesús (Lc 2,1-20) d) La circuncisión en la comunidad de Juan (Lc 1,59-66) y de Jesús (Lc 2,21-28) e) El canto de Zacarías (Lc 1,67-79) y el canto de Simeón con la profecía de Ana (Lc 2,29-32) f) La vida oculta de Juan (Lc 1,80) y de Jesús (Lc 2,39-52)
• Lucas 1,57-58: Nacimiento de Juan Bautista
“Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella”. Como tantas mujeres del AT, Isabel era estéril: Como Dios tuvo piedad de Sara (Gén 16,1; 17,17; 18,12), de Raquel (Gén 29,31) y de Ana (1Sam 1,2.6.11) transformando la esterilidad en fecundidad, así El tuvo piedad de Isabel, y ella concibió a un hijo. Embarazada, Isabel se escondió durante cinco meses.
Cuando después de cinco meses, la gente pudo comprobar como Dios había sido bueno con Isabel, todos se alegraron con ella. Este ambiente comunitario en que todos participan de la vida de los demás, tanto en la alegría como en el dolor, es el ambiente en que Juan y Jesús nacieron, crecieron y recibieron su formación. Un ambiente así marca la personalidad de las personas por el resto de su vida. Y este ambiente comunitario es el que más nos falta hoy.
• Lucas 1,59: Dar el nombre el octavo día
Al octavo día fueron a circuncidar al niño y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías”. La implicación de la comunidad en la vida de familia de Zacarías, de Isabel y Juan es tal que los padres y los vecinos llegan a interferir hasta en escoger el nombre de la criatura. Quieren dar al niño en nombre del padre: “¡Zacarías!” Zacarías quiere decir: Dios se acordó. Tal vez querrían expresar la gratitud a Dios por haberse acordado de Isabel y de Zacarías y por haberles dado a un hijo en su vejez.
• Lucas 1,60-63: ¡Su nombre será Juan!
Pero Isabel interviene y no permite que los parientes tomen la delantera en la cuestión del nombre. Recordando el anuncio del nombre hecho por el ángel Zacarías (Lc 1,13), ella dice: "¡No! Se llamará Juan".
En un lugar pequeño como Ain Karem en la sierra de Judea, el control social es muy fuerte. Y cuando una persona sale fuera de las costumbres normales del lugar, es criticada. Isabel no siguió las costumbres del lugar y escogió un nombre fuera de los patrones normales. Por esto, los parientes y los vecinos reclamaron diciendo: "No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre".
Los parientes no ceden con facilidad y hacen señas al padre para saber de él cómo quiere que se le llame al niño. Él pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre”. Todos quedaron admirados, pues debían de haber percibido algo del misterio de Dios que envolvía el nacimiento del niño.
Y esta percepción que la gente tiene del misterio de Dios presente en los hechos tan comunes de la vida, es la que Lucas quiere comunicar a sus lectores y lectoras. En su manera de describir los acontecimientos, Lucas no es como el fotógrafo que sólo registra lo que los ojos pueden ver. Es como aquel que usa los Rayos X y que registra aquello que los ojos no pueden ver. Lucas lee los hechos con los Rayos X de la fe que revela lo que la mirada común no percibe.
• Lucas 1,64-66: La noticia del niño se difunde
“Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciéndose: Pues ¿qué será este niño? Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él”.
La manera en que Lucas describía los hechos evoca las circunstancias del nacimiento de las personas que en el AT tuvieron un papel importante en la realización del proyecto de Dios y cuya infancia ya parecía marcada por el destino privilegiado que iba a tener: Moisés (Ex 2,1-10), Sansón (Ju 13,1-4 e 13,24-25), Samuel (1Sam 1,13-28 e 2,11).
Los dos testamentos: viejo y nuevo
Si se conoce bien el Antiguo Testamento, se encontrarán muchas evocaciones en el evangelio de Lucas. Los dos primeros capítulos de su Evangelio no son historias en el sentido en que hoy entendemos la historia. Funcionan más como un espejo para ayudar a los lectores y lectoras a descubrir que Juan y Jesús habían venido a cumplir las profecías del Antiguo Testamento.
Lucas quiere mostrar que Dios, mediante los dos niños, vino a responder a las más profundas aspiraciones del corazón humano. Por un lado, Lucas muestra que el Nuevo Testamento realiza lo que el Antiguo Testamento prefiguraba. Por otro lado, muestra que lo nuevo supera lo antiguo y no corresponde en todo a lo que el pueblo del Antiguo Testamento imaginaba y esperaba. En la actitud de Isabel y de Zacarías, de María y de José, Lucas presenta un modelo de cómo convertirse y creer en lo Nuevo que está llegando.