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Cáritas parroquial es mucho más que una ONG

O por lo menos es lo que piensa un servidor. Porque lo de dar de comer al hambriento y de beber al sediento está muy bien, pero se supone que la Iglesia, los católicos, entendemos que el hambre y la sed son de pan material y también de Dios, porque si no conocemos a Dios nos falta lo esencial.

Los despachos de Cáritas son auténticas islas de amor y generosidad material con los más pobres. Pero eso: material. Mi inquietud es que damos solo cosas materiales cuando el mayor tesoro que poseemos es la fe en Jesucristo. Por un pudor mal entendido, y un respeto sui generis, en los despachos de Cáritas no solo no hablamos de Cristo a los demás sino que no es infrecuente el hecho de que en ellos no aparezca el más mínimo signo religioso. Ni una cruz.

No, No se me confundan, que un servidor no pretende convertirse en secta evangélica de esas que antes de dar la bolsa de comida exigen aguantar una hora al predicador. Eso me parece indigno. Pero entre eso y callar como muertos las cosas de la fe y decir que ya basta con nuestro ejemplo, hay trecho.

Anoche tuvimos reunión los voluntarios del economato de Cáritas parroquial, perfectamente llevado por una veintena de voluntarios y que hoy atiende a algo más de cien familias. Pues bien, tras lo normal de estas cosas como son los suministros, la reposición, la secretaría, la atención a usuarios, la coordinación de todas las tareas ¡y son muchas!, planteé el interrogante del anuncio de Jesucristo a esa gente que nos viene.

Lo hablamos, largo y tendido, tendido y largo. Pero todos convencidos de que es cosa no solo necesaria, sino urgente. Otra cosa es como llevarlo cabo de forma seria y a la vez respetuosa.

Pues el caso es que hemos decidido tener un encuentro navideño de voluntarios y usuarios del economato. Un encuentro al que invitaremos a la gente de forma que acuda quien quiera. Un encuentro en el templo parroquial, donde juntos, unos y otros, seremos una misma familia que reza, escucha la Palabra, da gracias por el nacimiento de Cristo y se pone en adoración ante el Dios hecho hombre.

No es mucho, pero es algo. Y aunque hay usuarios que acuden a misa, para otros será una sorpresa encontrar rezando a ese cura que pasa de cuando en cuando por la “tienda” y echa una mano, a lo voluntarias de caja o secretaría, a los que andan en la tienda o en la trastienda. Verán que somos gente que reza, que cree, que celebra su fe. Y al revés. Quizá a los voluntarios también nos ayude ver que la gente que acude buscando ayuda es gente que reza, que cree, que tal vez necesita compartir su fe.

Pues esto es lo que se nos ha ocurrido en la parroquia. Ni mejor ni peor que otras ocurrencias. Una más. Y como siempre, ahí se lo dejo por si a alguien le pudiera ser útil la experiencia.

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