22 de diciembre
“Quedará cedido al Señor mientras viva”
La liturgia nos presenta la consagración del niño Samuel al Señor. Ana, su madre, había suplicado al Señor que le quitase el oprobio de su esterilidad, como era considerada entonces. Si el Señor le concedía esa gracia, ella se lo “cedería al Señor mientras viva”. El cumplimiento de esa promesa de Ana es lo que nos narra esta primera lectura.
Que la liturgia nos recuerde este relato dos días antes de la fiesta del nacimiento de Jesús, nos “obliga” a considerar juntos estos dos acontecimientos. Coinciden en la intervención especial de Dios en ambos nacimientos y en la consagración al Señor de los dos nacidos.
Samuel ejercerá su consagración a Dios a través de su sacerdocio y profetismo en favor del pueblo. Jesús de Nazaret traducirá su consagración a Dios, su obediencia al Padre, en una consagración total a sus hermanos, los hombres, enseñándonos que la mejor manera de conseguir la vida es entregándola por amor.
“Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador”
Lucas sitúa este cántico de María en el contexto de su visita a su prima Isabel, la cual proclama bendita a María: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”.
María reconoce la bendición de que ha sido objeto y prorrumpe en un gran agradecimiento al Señor. “El Poderoso ha hecho obras grandes por mí”. Toda su grandeza, ser la madre de Jesús, el Hijo de Dios, es obra de Dios. Ella, que es humilde, reconoce esta sublime verdad.
Debemos imitar a María y cantar siempre agradecidos y alegres las maravillas que ha hecho en nosotros: crearnos, regalarnos su vida divina, regalarnos a su propio Hijo, algo que queremos resaltar con más intensidad en adviento y navidad, para que disipe nuestras tinieblas y nos haga caminar por la vida con luz y siempre en su compañía amorosa… antes de regalarnos la felicidad total.
También nos toca trabajar en la línea de la fraternidad que proclama el Magnificat, donde los ricos, los que se creen superiores a los demás, sean destituidos de su soberbia de corazón y pasen a formar parte de los iguales, de los hermanos y vivan como tales.