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Mateo 15:29-37, Miércoles de la 1 Semana de Adviento

STUDIUM:

Este texto está compuesto por dos escenas – curación y comida improvisada en el desierto – que el autor ha querido poner en relación. Pero estas no son ni la primera curación, ni el primer milagro de la multiplicación del pan para una multitud, entonces ¿por qué estas repeticiones?

- El simbolismo es significativo:

a) Las cifras: algunas son precisas, otras son sugeridas:

3 días, con frecuencia presente en la Biblia, evocando la vuelta a la vida.

7 panes al comienzo, 7 cestas llenas, indicando la perfección, recuerdan el final de la creación que conduce al descanso de Dios.

4000 personas (4x1000 o la humanidad entera). 4 tipos de enfermedades y otras 7 veces la palabra multitud: La humanidad de todos los tiempos.

b) Los lugares (mar de Galilea, montaña, desierto) remiten a otros contextos ricos en contenido tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.

- Las personas y sus acciones:

Las multitudes numerosas acompañadas de enfermos a los pies de Jesús: Ellos son atraídos por Él y se acercan al “trono de la gracia” llenos de confianza. Capaces de admiración, glorifican al Dios de Israel (único uso en Mateo).

Los discípulos, por su parte, son llamados por Jesús. Son incapaces de controlar la situación de esta multitud hambrienta y no pueden más que responder a las peticiones de Jesús.

Todas esas personas son anónimas salvo una: JESÚS. Él sube la montaña, se sienta, como cuando pronunció las bienaventuranzas, pero esta vez la enseñanza se hace con acciones: sanar y alimentar. Él muestra sus sentimientos profundos, esa compasión que él quiere provocar en los discípulos, manifestándose como aquel que cuida, primero sanando toda de toda enfermedad, sin excluir a ninguno y de un modo enteramente gratuito saciándolos, de nuevo en abundancia. El verbo “agradecer” que hace su aparición aquí remite ya a la cena. El tiempo del verbo dar (en griego) indica la continuidad.

Sobreabundancia de vida en pleno desierto, lo que los profetas del Antiguo Testamento habían anunciado con insistencia, lo que celebran algunos salmos: TODOS comen, son SACIADOS, hay SOBRAS, los cestos LLENOS.

MEDITATIO:

Desde el nacimiento de Jesús en Belén, “la casa del pan”, hasta el atardecer de su vida él se da como pan de vida. Mateo acentúa en su evangelio la referencia a este alimento.

La semejanza de nuestro texto con el primer relato de la multiplicación, (Mt 14,13-21) que ha tenido lugar poco antes y será seguido esta vez por las curaciones (v. 34-36), podría llevar a pensar que la pedagogía de Jesús permite a los discípulos avanzar en la comprensión de su actuar y en la importancia que Él da a sus gestos; al leer la continuación en el capítulo 16,9-11 vemos que no fue así.

Hay que repetir, una y otra vez, para aprender, comprender, hacer memoria: ese es uno de los motivos de nuestra liturgia cíclica. Les gestos de Jesús puestos en el pasado para levantar al hombre y alimentarlo son todavía los mismos de hoy: nosotros continuamos sacando de esos cestos llenos, en los sacramentos, para nuestra curación. ¿Pero cómo progresamos nosotros en la comprensión de eso que sucede? ¿La rutina no nos hace a ciegos?

A ejemplo de Santo Domingo, a fuerza de meditar la Palabra de Dios, de contemplar los gestos de Cristo, nuestra mirada se transformará, de un modo intenso, similar a la suya: Nosotros aprenderemos la compasión, nuestro corazón se abrirá al fin a las necesidades del otro. Nosotros comprenderemos por qué todos tenemos necesidad de pan para recorrer el camino que conduce hacia el Reino de las Bienaventuranzas. Entonces nos pondremos a disposición del Señor para colaborar: “denles ustedes de comer” con todas las formas que eso puede incluir. Más ningún gesto tendrá la salvación de la rutina porque toda situación de miseria por afrontar será única y nuestra curación llegará a ser mutua.

ORATIO:

Por tu palabra y por tu compasión, Señor, Tú nos restauras, Tú nos curas de toda enfermedad. Por tu palabra y por tu vida, Tú te haces alimento para todo hombre en este mundo. Par tu palabra y por tu ejemplo, Tú nos muestras tu corazón compasivo frente a las necesidades de la humanidad de todos los tiempos. Danos, como la Virgen María que meditaba todas las cosas en su corazón, la gracia de saber responder a tus llamadas día tras día y de seguir su consejo: “Hagan todo lo que él les diga”.

CONTEMPLATIO:

Todos ellos esperan en ti, para que les des su comida a su tiempo. Tú les das, ellos recogen; abres tu mano, se sacian de bienes. (Salmo 104 (103), 27-28)

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