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Fiesta de la Sagrada Familia, Año C

Nos encontramos en versículos finales de los llamados "relatos de la infancia" según Lucas (cap. 1-2). Un prólogo teológico y cristológico más que histórico, en el que se presentan los temas que serán frecuente en la catequesis de Lucas: el templo, el viaje a Jerusalén, la filiación divina, los pobres, el Padre misericordioso, etc.

Con una lectura retrospectiva, en la infancia de Jesús ya aparecen los signos de su vida futura. María y José conducen a Jesús a Jerusalén para participar en una de las tres peregrinaciones ( en la Pascua, en Pentecostés, y para la fiesta de las Cabañas) prescriptos por la ley (Dt 16,16).

Durante los siete días legales de fiesta la gente participaba en el culto y escuchaba a los Rabinos que discutían bajo el pórtico del Templo.

“El niño Jesús se quedó en Jerusalén”, la ciudad que el Señor ha escogido para su sede (2Re 21,4-7; Jer 3,17; Zc 3,2), donde está el Templo (Sal 68,30; 76,3; 135,21), único lugar de culto para el judaísmo (Jn 4,2). Jerusalén es el lugar en el que “todo lo que fue escrito por los profetas se cumplirá” (Lc 18,21), el lugar de su “despedida” (Lc 9,31.51; 24,18) y de las apariciones del resucitado (Lc 24,33.36-49). Los padres “se pusieron a buscarle” con ansia y angustia (44.45.48.49).

¿Cómo es posible perder un hijo, no caer en la cuenta que Jesús no va en la caravana? ¿Es Cristo el que debe seguir a los demás o al contrario? “Después de tres días” termina la “pasión”, encuentran a Jesús en el Templo, entre doctores, enseñando, entre el estupor general.

Comienzan a desvelarse las características de su misión, que encuentran su compendio en las primeras palabras pronunciadas por Jesús en el evangelio de Lucas:

“¿Por qué me buscabais?

¿No sabíais que yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre?”

Se trata del mismo Padre de las últimas palabras de Jesús, según Lucas, en la cruz “Padre, en tus manos entrego mi espíritu" (23,46) y en la ascensión al cielo: “Y yo os mandaré lo que mi Padre ha prometido” (24,49).

Para la madre María empieza a realizarse la profecía de Simeón (Lc 2,34), “pero ellos no comprendieron”. La incomprensión de los suyos es también la de los discípulos cuando el anuncio de la Pasión (18,34) ¿Rebelarse? ¿Someterse? ¿Irse?

Jesús “vino a Nazaret y vivía sujeto a ellos” dice Lucas, y María “conservaba todas estas cosas en su corazón”. La conducta de María expresa el desarrollo de la fe de una persona que crece y progresa en la inteligencia del misterio. Jesús revela que la obediencia a Dios es la condición esencial para realizarse en la vida, por un camino de participación en la familia y en la comunidad. La obediencia al Padre es lo que nos hace hermanos y hermanas, nos enseña a obedecer el uno al otro, a escucharnos, a reconocer el uno en el otro el proyecto de Dios.

En este clima se crean las condiciones para crecer “ en sabiduría, edad y gracia delante de Dios y de los hombres “ y caminar juntos.

LECTURAS DE LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA, AÑO C

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