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Bendición del Árbol de Navidad


Reconozco que tener niños pequeños ayuda mucho a vivir el Adviento y la Navidad. A pesar de que la ciudad lleva decorada casi un mes, de la presión consumista, de que suenan los villancicos a todas horas, los niños «saben» que todavía no es Navidad, pero hoy ya sí.

En mi hogar también decoramos el Árbol de Navidad hace unos días, y al Belén sólo le falta el Niño en la cuna (simple costumbre familiar). Desde hace un par de años «oficializamos» que ya son adornos de Navidad con la bendición del Árbol y del Belén. Por si os sirve transcribo los ritos pare el Árbol de Navidad (nn 1272-1274) y para el Belén (nn 1243-1252) según el Bendicional español (ed. 1986), que no suele ser muy accesible en las casas.

La madre, el padre, el cabeza de familia tiene la gracia de estado para hacerlo.

Bendición del Árbol de Navidad

La costumbre de colocar en los hogares cristianos un árbol adornado, durante las fiestas de Navidad, es recomendable, ya que este árbol puede recordar a los fieles que Cristo, nacido por nosotros en Belén, es el verdadero Árbol de la Vida, árbol del que fue separado el hombre a causa del pecado de Adán.

Conviene, pues, invitar a los fieles a que vean en este árbol, lleno de luz, a Cristo, luz del mundo, que con su nacimiento nos conduce a Dios que habita en una luz inaccesible.

La bendición de este árbol la hará, ordinariamente, el padre o la madre al iniciarse las fiestas de Navidad y en ella conviene que participen todos los miembros de la familia.

Rito de la bendición

El padre o la madre, al comenzar la celebración, dice:

"Nuestro auxilio es el nombre del Señor".

Todos responden:

"Que hizo el cielo y la tierra".

Uno de los presentes, o el que dirige, lee un breve texto de la sagrada Escritura, por ejemplo:

Isaías 60,13:

Vendrá a ti, Jerusalén, el orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto y el pino, para adornar el lugar de mi santuario y ennoblecer mi estado.

Luego se dice la oración de bendición:

Oremos.

Bendito seas, Señor y Padre nuestro, que nos concedes recordar con fe en estos días de Navidad los misterios del nacimiento de Jesucristo. Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol y lo hemos embellecido con vivir también a la luz de los ejemplos de la vida santa de tu Hijo y ser enriquecidos con las virtudes que resplandecen en su santa infancia. Gloria a él por los siglos de los siglos.

R. Amén.

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