Los Reyes Magos, ¿historia o leyenda?, por Guillermo D. Olmo
Al principio ni eran reyes ni eran tres. En origen, debieron ser sacerdotes persas con conocimientos de astronomía. Su imagen actual se ha ido fraguando a lo largo de la historia
Los Reyes Magos, ¿historia o leyenda?
No, nos referimos a si los Reyes Magos existen realmente. Por supuesto que existen. La cuestión es quiénes eran realmente esos personajes que, según la tradición, acudieron a Belén a adorar al Mesías recién nacido y que en España se han convertido en los visitantes más esperados cada Navidad por los canijos de todo el país.
¿De dónde procedían esos enigmáticos personajes? La aproximación a las fuentes escritas y las manifestaciones artísticas que se refieren a ellos refleja visiones muy diversas de estas figuras míticas y algunas muy alejadas de la ingenua visión infantil que los percibe como meros portadores de presentes y alegría.
La historia del arte recoge ejemplos de representaciones en los que los Reyes aparecen como anunciadores del apocalipsis: Los Reyes no solo habrían acudido a Palestina para celebrar el nacimiento del Niño, sino también para señalarlo como el elegido, el futuro hombre que habría de morir para salvar con su sacrificio a la humanidad. Así se explica que San José aparezca en algunas representaciones entristecido ante la visita de los Magos de Oriente.
En la misma lógica entienden algunos críticos el papel simbólico que desempeña la mirra en la iconografía. De los tres presentes que según la tradición los Reyes llevaron a Belén, oro, incienso y mirra, este último es el que aparece más tardíamente en las representaciones artísticas. El significado funerario de este último elemento estaría dando fe del cariz de estos personajes como anunciadores también de la muerte dolorosa y resurrección redentora del Mesías recién nacido. Pero estas connotaciones escatológicas les han importado muy poco a los niños que esta mañana andaban como locos desenvolviendo sus regalos.
Pocas son las certezas históricas en torno a los Reyes. Se sabe que en un principio los Reyes no eran reyes. Según cuenta el profesor de la Universidad de Florencia, Franco Cardini, en unas conferencias organizadas por la Casa Árabe en diferentes localidades españolas, «los textos bíblicos hablan de unos magos que llegaron de oriente; así los menciona el texto griego del Evangelio de San Mateo, que es el que se conserva». De su carácter regio, no se dice nada. Según cree Cardini, debieron de ser en realidad sacerdotes de la religión mazdea, predominante entre los persas en la época en la que según la fe de los cristianos vino al mundo el hijo de Dios. El mazdeísmo se basaba en la oposición entre dos principios divinos, uno bueno llamado Ormuz, creador del mundo, y otro malo, de nombre Ahrimán, que sería una fuerza destructora. Los persas eran uno de los pueblos más hostiles a la dominación romana.
Cardini, que ha seguido la pista de los Reyes Magos a través de los textos y las imágenes, subraya que San Mateo no especifica cuántos fueron los magos adoradores de Jesús ni cuáles los tres presentes que ofrendaron a Jesús. De hecho hay evangelios apócrifos que refieren a cuatro, cuarenta o incluso más magos. Lo que sí cuenta Mateo es que estos brumosos personajes son astrólogos o astrónomos.
La imagen que en la actualidad se tiene de los Reyes Magos se iría perfilando con adiciones posteriores. El ascenso de los magos a la categoría de reyes no aparece hasta el siglo II. Será Tertuliano quien afirme que los sacerdotes astrónomos pueden ser también identificados como reyes de sus países. Es con este autor latino con quien aparece la figura del rey viejo, el Melchor al que admiran muchos niños en la actualidad. La primera referencia al hecho de que los Reyes sean tres la ha encontrado Cardini en las catacumbas de Priscilla, en Roma. En esta necrópolis paleocristiana, excavada a partir del II a. C. aparecen las representaciones de tres figuras que desfilan ante la Virgen y el Niño Jesús.
La leyenda de los tres magos atravesó el periodo difícilmente escrutable históricamente de la Alta Edad Media, en medio de las reflexiones de los sabios de entonces que más huella han dejado en la posteridad, como Beda el Venerable o Isidoro de Sevilla. También tiene raíz medieval la tradición que afirma que los restos mortales de Melchor, Gaspar y Baltasar se conservan en la Catedral de Colonia.
Las diferentes caracterizaciones de los reyes son de aparición tardía. En un principio, las tres figuras presentaban rasgos similares y resulta difícil determinar el momento exacto en que uno de ellos se convirtió en un anciano con barba blanca y los otros dos en un hombre de pelo claro y un negro. De cualquier modo, a partir del siglo XV se encuentran en la iconografía estos tres perfiles ya claramente definidos.
Antes, en 1306 el pintor florentino Giotto di Bondone incorpora al imaginario la estrella fugaz que guió a los inmortales viajeros. Es él quien, según explica Cardini, introducirá la imagen de la conocida estrella de Belén como una estrella fugaz. En realidad, lo que dibujó el artista italiano fue el cometa Halley, que aquel año fue visto en el cielo de Europa, causando una honda impresión que quedó patente en los escritos de todos los cronistas. Giotto, mientras la mayoría de sus contemporáneos interpretaron la aparición del astro como un mal augurio, decidió darle la vuelta a la superstición e introdujo la estrella como signo de noticia jubilosa en su cuadro «La adoración de los Reyes Magos». Esta mañana, siete siglos después, los niños de todo el España, han celebrado la que sin duda es para ellos la noticia del año.
Según la tradición, los restos de los Reyes Magos se conservan en la Catedral de Colonia.
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