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DESPUÉS DE LA MEDITACIÓN:  
 

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y resoluciones que os habéis dignado inspirarme en este rato de meditación. Os ofrezco los propósitos hechos en ella en unión de los méritos de Jesucristo nuestro Señor. Os suplico, Padre mío, me deis gracia para ponerlos en ejecución y ser fiel en lo que he resuelto en vuestra presencia, para cuyo fin imploro vuestra protección y ayuda, Virgen Madre mía, glorioso Padre San José y San José Manyanet, y os suplico humildemente que intercedáis por mí, y me alcancéis esta gracia. Amén. 

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