El hogar de la Comunidad
CONSTITUCIONES DE LOS HIJOS DE LA SAGRADA FAMILIA
Numero 35: El hogar de la Comunidad
Nuestras casas no tienen ninguna apariencia de suntuosidad o de lujo. Son sanas y aptas para el desarrollo de la vida religiosa, espiritual e intelectual de los hermanos. Son nuestro hogar y nos encontramos a gusto en ellas.
En el uso de los medios de comunicacion social, guardamos la necesaria discreción y evitamos cuidadosamente lo que desdice de la naturaleza y misión de nuestra vida consagrada.
La condición de nuestra vida familiar exige que haya en nuestras casas algunas partes reservadas exclusivamente a la Comunidad en las que no entran personas extrañas ni de otro sexo, a no ser por justa y razonable causa, a juicio del Superior. Hay también lugares apropiados para recibir las visitas. Se establecen los horarios más oportunos para no interferir la vida de Comunidad.
Asimismo, de acuerdo con las disposiciones de los Superiores Mayores, visitamos a nuestros familiares para hacerles partícipes de nuestra vivencia nazareno-familiar.