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LLAMADOS A NUEVO MÉXICO

Las circunstancias que llevaron a los Hijos de la Sagrada Familia a las misiones de habla nativa e hispana de Nuevo México son bien conocidas. P. Salvador Gené había vivido en el pueblo minero de Durango, Colorado, de 1913 a 1916, con los Padres Teatinos en la Parroquia del Sagrado Corazón. Durante este tiempo había servido en las misiones del sureste de la región: Mora, Santa Cruz y Las Vegas, dentro del estado de Nuevo México, que recientemente había entrado a formar parte de la Unión (1912).

El P. José Cubells SF, que se unió a este primer grupo de misioneros en 1929, explica cómo los Hijos de la Sagrada Familia llegamos a Nuevo México:

"En la ciudad de Lumberton, Nuevo México, (a mitad de camino entre Chama, Nuevo México y Durango, Colorado), el párroco era un franciscano humilde y santo, Fray Albert Daeger. Su única posesión era un caballo hermoso que le llevaba a las numerosas y lejanas capillas que salpicaban el territorio. Cuando el clima empeoraba y era imposible seguir adelante, fray Alberto pedía posada al P. Gené. Más de una vez, con el arnés sobre el hombro, se le oyó entrar gritando: "Padre Salvador, ¿tendrías un lugar para este burro que acaba de llegar?' La gente era muy pobre y el dinero escaseaba; tanto que a menudo tenían que reservar el Santísimo Sacramento en una caja de cartón especialmente preparada a modo de tabernáculo".

IZQ. P. ALBERT T DAEGER

Una tarde de invierno, mientras limpiaba la nieve de la habitación de su residencia en Peña Blanca, Fray Daeger recibió una carta del Nuncio Apostólico, llamándolo a ser el próximo Arzobispo de Santa Fe, la capital de Nuevo México. No pasó mucho tiempo sin que el nuevo Arzobispo contactara con su amigo el padre Gené, a quien explicó la necesidad de traer sacerdotes a su extensa diócesis. Después de varias cartas entre el nuevo Prelado, el Superior General de nuestro Instituto, y el padre Gené, el primer grupo misionero se formó para la "tierra del encanto".

ARZOBISPO ALBERT T DAEGER

Como consecuencia de la experiencia del padre Gené en las misiones de Colorado y el norte de Nuevo México, el P. Luis Tallada, Superior General, lo escogió para dirigir este primer grupo, mientras que los padres José Ruensa y Juan Massó fueron nombrados consejeros. El hermano Juan Martorell les ayudaría de la manera que fuera necesaria.

Conocemos su primera reacción a partir del testimonio del padre Ruensa: "En la vigilia de la Asunción de la Virgen María, el 14 de agosto de 1920, pudimos divisar la costa de la patria estadounidense y luego, mientras el panorama se desarrollaba ante nosotros, pudimos ver la imponente Estatua de la Libertad , y la entrada al puerto de Nueva York, dando la bienvenida a los oprimidos, los agobiados y los fuertemente cargados a una tierra de nueva libertad y oportunidad".

Varios días después, el 17 de agosto, el grupo de misioneros continuó su peregrinaje. Finalmente, en la tarde del 20 de agosto, llegaron a Santa Fe. Allí fueron invitados de los franciscanos que atendían la Catedral y recibidos por el Arzobispo, quien les explicó sus planes finales con respecto a su futuro trabajo apostólico en la arquidiócesis.

CATEDRAL DE SANTA FE

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