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Hacemos profesión pública de castidad, pobreza y obediencia, para mostrar abiertamente que entregamos nuestra vida a Dios en la Iglesia. Este compromiso no es un asunto privado entre Dios y nosotros porque se hace visible y se pone a prueba en la vida de familia a la que somos llamados y en el servicio a los demás.

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Asumimos un proyecto de vida personal y comunitario que tiende a reproducir la vida de Jesús, María y José, en Nazaret. La Sagrada Familia está muy presente en nuestros proyectos y resoluciones. Su confianza y fidelidad al plan de Dios sigue inspirando hoy a muchas familias y, sobre todo, a los Hijos de la Sagrada Familia.