Mateo 27,45-54: Muerte de Jesús
Cf. Marcos 15,33-39; Lucas 23,44-49; Juan 19,28-30
45 Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región.
46 Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz: "Elí, Elí, lemá sabactani", que
significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"
47 Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: "Está llamando a Elías".
48 En seguida, uno de ellos corrió a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en
la punta de una caña, le dio de beber.
49 Pero los otros le decían: "Espera, veamos si Elías viene a salvarlo".
50 Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu.
51 Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las
rocas se partieron
52 y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron
53 y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se
aparecieron a mucha gente.
54 El centurión y los hombres que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que
pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: "¡Verdaderamente, este era Hijo de Dios!"