La fe y la incredulidad
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Después de hablarles así, Jesús se fue y se ocultó de ellos.
37 A pesar de los muchos signos que hizo en su presencia, ellos no creyeron en él.
38 Así debía cumplirse el oráculo del profeta Isaías, que dice: Señor, ¿quién ha creído en nuestra palabra? ¿A quién fue revelado el poder del Señor?
39 Ellos no podían creer, porque como dijo también Isaías:
40 El ha cegado sus ojos y ha endurecido su corazón, para que sus ojos no vean y su corazón no comprenda, para que no se conviertan ni yo los cure.
41 Isaías dijo esto, porque vio la gloria de Jesús y habló acerca de él.
42 Sin embargo, muchos creyeron en él, aun entre las autoridades, pero a causa de los fariseos no lo manifestaban, para no ser expulsados de la sinagoga.
43 Preferían la gloria de los hombres a la gloria de Dios.
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Miércoles de la 4 Semana de Pascua
12,44-50
44 Jesús exclamó: "El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió.
45 Y el que me ve, ve al que me envió.
46 Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas.
47 Al que escucha mis palabras y no las cumple, yo no lo juzgo, porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo.
48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día.
49 Porque yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar;
50 y yo sé que su mandato es Vida eterna. Las palabras que digo, las digo como el Padre me lo ordenó".