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Mc 8,14-26: Contra la levadura de los fariseos. El ciego de Betsaida

14 Habían olvidado de tomar pan, y no tenían consigo en la barca más que un solo pan.

15 Les hizo entonces esta advertencia: “¡Cuidado! Guardaos de la levadura de los fariseos

y de la levadura de Herodes.”

16 Por lo cual ellos se hicieron esta reflexión unos a otros: “Es que no tenemos panes.”

17 Mas conociéndolo, Jesús les dijo: “¿Por qué estáis pensando en que no tenéis panes? ¿No comprendéis todavía? ¿No caéis en la cuenta? ¿Tenéis endurecido vuestro corazón?

18 ¿Teniendo ojos, no veis; y teniendo oídos, no oís?

19 Cuando partí los cinco panes entre los cinco mil, ¿cuántos canastos llenos de pedazos recogisteis?”

“Doce”, le dijeron.

20 “Y cuando partí los siete panes entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de trozos os llevasteis?”

Le dijeron: “Siete.”

21 Y les dijo: “¿No comprendéis todavía?”


El ciego de Betsaida


22 Fueron luego a Betsaida. Y le trajeron un ciego, rogándole que lo tocase.

23 Y Él, tomando de la mano al ciego, lo condujo fuera de la aldea, le escupió en los ojos, y le impuso las manos; después le preguntó: “¿Ves algo?”

24 Él alzó los ojos y dijo: “Veo a los hombres; los veo como árboles que caminan.”

25 Le puso otra vez las manos sobre los ojos, y el hombre miró con fijeza y quedó curado, y veía todo claramente.

26 Y lo envió de nuevo a su casa y le dijo: “Ni siquiera entres en la aldea.”

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