Mc 4,26-29: Parábola de la semilla que crece por sí sola
26 También decía: «El Reino de Dios es como el caso de un hombre que siembra el grano en la tierra; 27 duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo.
28 La tierra da el fruto por sí misma: primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga.
29 Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega.»
Mc 4,30-34: Parábola del grano de mostaza
30 Decía también: «¿Con qué podremos comparar el Reino de Dios, o con qué parábola lo explicaremos?
31 Es como un grano de mostaza que, en el momento de sembrarlo, es más pequeño que cualquier semilla que se siembra en la tierra.
32 Pero una vez sembrado, crece y se hace mayor que todas las hortalizas, y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra.»
Conclusión de las parábolas
33 Les anunciaba la palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle.
34 No les hablaba si no era en parábolas, pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado.
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