Cf. Mt 20,29-34; Lc 18,35-43
46 Llegaron a Jericó. Y cuando salía de allí con sus discípulos y un gentío considerable, Bartimeo, hijo de Timeo, un mendigo ciego, estaba sentado al costado del camino.
47 Al oír que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: —¡Jesús, Hijo de David, compadécete de mí!
48 Muchos lo reprendían para que se callase. Pero él gritaba más fuerte: —¡Hijo de David, compadécete de mí!
49 Jesús se detuvo y dijo: —Llámenlo.
Llamaron al ciego diciéndole: —¡Ánimo, levántate, que te llama!
50 Él dejó el manto, se puso en pie y se acercó a Jesús.
51 Jesús le preguntó: —¿Qué quieres de mí?
Contestó el ciego: —Maestro, que recobre la vista.
52 Jesús le dijo: —Vete, tu fe te ha salvado.
Al instante recobró la vista y lo seguía por el camino.
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