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Martes de la 3 Semana de Adviento

Un pueblo pobre y humilde

En un tiempo de crisis, el profeta Sofonías, uno de los más desconocidos del Antiguo Testamento, se presenta como la voz del pueblo. Judá necesita una seria reforma: político, social y religiosa. Sofonías va a promover este cambio. Él no plantea grandes temas teológicos sino que intenta responder a las situaciones concretas del día a día.

El libro de Sofonías se divide en cuatro secciones; las tres primeras subrayan el tema del juicio del Señor, mientras que la última nos habla de esperanza, de conversión, de un resto humilde y pobre, que tendrá a Yahvé como rey y pastor.

Las promesas del Señor se cumplen: los labios impuros serán purificados para servirle, el retorno de los dispersos tendrá lugar y eliminará la soberbia y el orgullo de todos aquellos que en lugar de proteger al pueblo se saltan la ley en beneficio propio.

Como resultado de las acciones de Dios se forma un pueblo pobre y humilde que se constituye en el resto renovado y redimido. Son los pobres y humildes, que confían en el Señor, los que reciben la gracia de la liberación. Con una imagen poética el profeta presenta al pueblo de Yahvé, habitando en un lugar seguro, “…y se tenderán sin sobresaltos”, dónde podrá disfrutar de la autentica vida.

Dios mira lo que hacemos

Estamos ante una parábola que comenta la postura y la actitud del pueblo judío, especialmente de los dirigentes, ante Jesús. Considerada en sí misma es muy sencilla. Se trata de un ejemplo antagónico que desemboca en la pregunta: ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre? Lo que vale delante de Dios no son las apariencias, ni las buenas intenciones, sino la práctica de la justicia que Dios quiere.

Los sumos sacerdotes y los ancianos, son los hombres del sí, dicen pero no hacen la voluntad de Dios. Ellos rechazaron a Juan y su mensaje de conversión. Por el contrario, los publicanos y las prostitutas, que viven a espaldas de los mandamientos de Dios, las personas del no, acogieron el mensaje de Juan y creyeron.

La parábola se utiliza para indicar la actitud que provoca el cambio del “decir” al “hacer”. En este sentido cumplir la voluntad del Padre está ligada al “hacer”; y el hacer al creer, que es lo que trae consigo el arrepentimiento.

Nos encontramos aquí al pueblo “humilde y pobre” al que hace referencia Sofonías. Gente que en apariencia no cuenta y sin embargo están dispuestos a responder ante la propuesta del Reino que trae Jesús. ¿Somos capaces de reconocer que nuestras palabras, lo que decimos y pensamos no siempre se corresponde con lo que hacemos?¿El “hacer” como proyecto de Dios en mi vida me ayuda en mi camino de fe?

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