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Mt 11,11-15: "No ha nacido de mujer uno más grande que Juan”. Jueves de la 2 Semana de Adviento

“Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan”. Juan Bautista es el último gran profeta, cuya misión consiste en anunciar la llegada del mesías. No hay otro profeta tan importante como él, pues ha llegado el momento, no de anunciar una promesa sino del cumplimiento de la promesa: Dios no reside solamente en las alturas, escondido, apartado, invisible..., sino que está en medio de nosotros.

“Aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él”. Esta afirmación expresa que el reino de Dios que está por llegar no tiene parangón con lo que el pueblo ha conocido hasta ahora.

Es cierto que no se entiende el Nuevo Testamento sin el Antiguo Testamento, la Nueva Alianza sin la Antigua Alianza, pero no es menos cierto que la historia, las experiencias, las enseñanzas de una y otra Alianza no son las mismas.

Algo esencial va a cambiar con la llegada del mesías. Con el nacimiento del mesías una nueva imagen de Dios comienza a hacerse familiar entre los creyentes. A partir de ahora, tenemos una nueva manera de acercarnos a Dios y reconocer su presencia en medio de nosotros. El Hijo de Dios transforma la religión del pueblo que adoraba a un Dios sin rostro, lejano (en las alturas o detrás de la cortina del templo al que el pueblo no tenía acceso), legalista (su voluntad se expresa principalmente a través de leyes y preceptos).

Dios ha pasado de ser el espíritu invisible (la nube, el fuego, la voz, la ley...) a ser una persona de carne y hueso. Por eso, ahora podemos decir: “Dios se hizo carne y habitó entre nosotros”.

Para algunos esta nueva fe será una blasfemia; para otros, Jesús de Nazaret es el Mesías, el Cristo, en quien se cumplen las promesas del Antiguo Testamento.

Desde entonces, el pueblo de Dios ya no es solamente obediente a la ley y los profetas. Alguien más grande que la ley y los profetas ha guiado al pueblo a través del desierto, las fronteras, los conflictos, el desánimo, el fracaso..., Alguien a quien ahora se puede ver y tocar. De ahí que, el más pequeño en el reino de lo cielos ha sido más bendecido que los sabios, los profetas y los maestros de la antigua alianza, pues éstos tan sólo tenían leyes y profecías para guíar al pueblo y santificarse.

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