SÁBADO DE LA SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO
Eclesiástico 48,1-4.9-11
Salmo 79: Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
Mateo 17,10-13
Eclesiástico 48,1-4.9-11
Surgió Elías, un profeta como un fuego, cuyas palabras eran horno encendido. Les quitó el sustento del pan, con su celo los diezmó; con el oráculo divino sujetó el cielo e hizo bajar tres veces el fuego. ¡Qué terrible eras, Elías!; ¿quién se te compara en gloria? Un torbellino te arrebató a la altura; tropeles de fuego, hacia el cielo. Está escrito que te reservan para el momento de aplacar la ira antes de que estalle, para reconciliar a padres con hijos, para restablecer las tribus de Israel. Dichoso quien te vea antes de morir, y más dichoso tú que vives.
Salmo 79: Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta tu poder y ven a salvarnos.
R. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.
R. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
R. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
Mateo 17,10-13
Cuando bajaban de la montaña, los discípulos preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?" Él les contestó: "Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos." Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan, el Bautista.