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LOS SEGLARES ASOCIADOS A NUESTRO CARISMA

PLAN PASTORAL CONGREGACIONAL (2002)

Capítulo 8: Los seglares asociados a nuestro carisma

60. En una iglesia de comunión

La misión salvífica de la Iglesia en el mundo es llevada a cabo no sólo por los ministros en virtud del sacramento del Orden, sino también por todos los fieles laicos, que en virtud del sacramento del Bautismo son miembros de una misma iglesia de comunión y de misión. Por este motivo, han estado siempre vinculados a nuestro don fundacional, no sólo como colaboradores en nuestro apostolado sino también como participantes en la vocación y misión del Instituto. Ellos pueden participar en nuestra espiritualidad y pueden contribuir a hacer “creíble” el mensaje del Evangelio sobre la familia en su vertiente secular.

Los últimos Capítulos Generales han insistido en la necesidad de promover la corresponsabilidad de los seglares en la vida y misión de nuestro Instituto y los Estatutos de la Asociación de la Sagrada Familia prevé una vinculación juridica peculiar con las familias y las personas que se consagran a la Sagrada Familia y viven su espiritualidad.

61. Los seglares en nuestra labor pastoral

Tanto en los colegios como en las parroquias y demás centros de apostolado contamos con los seglares como valiosos colaboradores en la misión común de la Iglesia a la que todos servimos.

En el ámbito de los colegios, pueden desempeñar cargos directivos, pedagógicos, pastorales y administrativos, pero nos reservamos la “titularidad y la representación legal” para asegurar la fidelidad al don fundacional. Los laicos pueden formar parte también de los equipos de pastoral de nuestros centros, con el protagonismo proporcionado a su grado de compromiso.

En las parroquias corresponde a los laicos desempeñar un papel relevante en la catequesis, la liturgia, la acción caritativa y, sobre todo, en las diversas etapas de la preparación al matrimonio y en su posterior seguimiento.

62. La formación de los fieles laicos

Consideramos la formación integral de los laicos –es decir, la formación espiritual, doctrinal, el crecimiento personal en los valores humanos, etc.– como una prioridad y la incluimos en los programas de acción pastoral con el fin de que:

— Descubran la propia vocación y la disponibilidad siempre mayor para vivirla en el

cumplimiento de la propia misión.

— Vivan aquella unidad con la que esta marcado su mismo ser de miembros de la Iglesia y de

ciudadanos de la sociedad humana.

— Compartan una verdadera responsabilidad en nuestros campos de acción. No les

consideramos meros “ayudantes” sino colaboradores en nuestra misión, pues ellos estan

llamados a ser auténticos agentes en la actividad evangelizadora.

La inserción de los laicos en nuestro trabajo apostólico ha de ser uno de los frutos más ambiciosos de nuestra pastoral.

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